Hay un pensar repetitivo y
plomizo en la humanidad, es como una especie de verdad insostenible: hoy es
el día más feliz de mi vida. Visto esto, me pregunto: ¿si hoy es el día más
feliz de tu vida, o no puede haber otro más feliz, por qué seguir viviendo en
un lugar donde la cota de la dicha se experimenta un día y luego todo lo demás
es un declinar?
Sí, sé que es absurdo, a mí me
lo parece. Si se sabe que un día o un instante es o puede ser el más feliz, y
lo demás no lo será, ¿para qué continuar? Lo considero, cuanto menos, algo
absurdo, sin sentido. Pero así se suele funcionar ¿por qué? Porque de igual
modo se dice que la vida es así, un día se es feliz, y lo demás se ha de
continuar. Visto así: ¿para qué seguir en una vida donde vivir no posee más
sentido que el de un día?
Cuando todo se basa en la
felicidad sin más, corta es la dicha. ¿Por qué? Porque la felicidad sin amor
corta se queda. Eso serían cotas momentáneas de dicha, llamada felicidad, pero
la felicidad continuada, acompañada va del amor que todo lo envuelve y
sostiene. Justo entonces se es feliz en duración, porque la acción, sea la que
sea y dure lo que dure, se cementa en el amor, y así se es feliz de verdad, a
cada instante. Pero como se olvide aplicar amor, la felicidad se torna en dicha
pasajera y la vida en un sin sentido y un desconsuelo que hay que experimentar
porque así te lo dijeron.
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Autor: Deéelij
Ver su libro Alas sin
plumas (Ediciones Ende, 2016):
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