Muchas veces basta una mirada.
Una mirada sostenida.
Tus ojos sobre los ojos del otro.
¿Por qué no entender, que la palabra jamás logrará ser tan rápida como la energía del corazón?
¿Y que no todo lo que cruza por la mente puede convertirse en palabras?
Entender que también se puede hablar con el gesto.
Que cada día es mas frecuente esconderse detrás de un muro de palabras.
Que… el silencio a veces grita.
Por eso es importante reconocer el valor del silencio.
sin otro motivo que la propia voluntad.
Callar para escuchar.
Callar para mirar.
Callar para aprender.
Callar para callar.
Entender que no todos los interrogantes necesitan una respuesta.
Manejar el silencio es más difícil que manejar la palabra.
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Enviado por Ruth Fraga
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