Si algo de
matemáticas conoces, no digo que sepas, bien puedes verificar que una matriz
siempre puede resolverse, aunque incierta parezca:
La felicidad está resuelta,
no en el cajón de las cosas.
Las cosas son la ceguera de
la felicidad.
La felicidad es cierta si a
ella aciertas, pero has de aceptarte tú.
La verdad de Uno no corroe,
sólo espanta el brío de lo material.
Tú, al habitarte desde tu
personal rincón,
complaces, complaciendo tus
instantes en tu Tú.
Al verificarte, la ecuación
se resuelve,
sin más solución que el
aluvión de tu visión.
No es cierto que no seas
presto,
es cierto que eres quién se
apuesta a Sí en el no.
Si la felicidad atesoraste,
el tesoro se expande
en un no cesar sin colmar a
todos los vientos.
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Autor: Deéelij
Ver su libro Alas sin
plumas (Ediciones Ende, 2016):
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