Es complicado llegar a tener consistencia en algo cuando está quebrada la fe en uno mismo. Y esto sucede porque se depositó fuera la fe propia.
Hubo una vez y muchas veces que te insistieron en que debías de creer en lo que te decían que tenías que
creer y no en aquello que emanaba naturalmente de ti. Te convencieron así para que hicieras bandera de
creencias ajenas en una batalla que no era la tuya, cayendo y sucumbiendo finalmente en la refriega.
Y llegado a tal punto, ni las creencias que te impusieron ni las tuyas olvidadas
poseen fuerza para seguir a lado alguno.
No te pido que
creas mis palabras. Sería más de lo mismo. LO que te solicito es que analices lo que expongo y encuentres cierta lógica dentro de la ilógica por la que tu vida ha ido discurriendo hasta ahora. Distinto es creer en puntos de
vistas de otros sin haberlo sopesardo, escrutado, referenciado, reflexionado... Todo aquello desde lo que se parta
sin que tenga un fundamento interior es un callejón sin salida, un camino a ninguna parte...
Si no crees en
ti, ¿a qué puerto me puedes conducir? Si quieres que te siga a alguna parte no
será porque crea en ti, sino porque creo en mí tras examinar tu visión, tu percepción, tu iniciativa, tu propuesta. Qué hago mías desde la atención, la introspección, la concentración, la meditación... ¿Cómo
puedo embarcarme en un buque con alguien que se llama capitán, pero que nada
sabe de la mar ni de navegar?
Sólo cuando una
persona tiene una base sólida que pueda demostrarse a sí misma, aunque no les sirva a
los demás, se puede volar y navegar por donde nadie lo haya hecho jamás.
Entonces te seguiré sin dudar, pues puedo creer en quien en sí cree de verdad.
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Autor: Deéelij
Ver su libro Alas sin
plumas (Ediciones Ende, 2016):
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