Agenda completa de actividades presenciales y online de Emilio Carrillo para el Curso 2024-2025

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5/9/16

¿Es el miedo el opuesto del Amor? (Entrevista a Emilio Carrillo)


Dicen que el opuesto del Amor es el miedo. En ese caso, ¿cualquier emoción que etiquetamos como negativa también lo es, ya que cuando sentimos ira, tristeza, rabia, odio, cobardía, culpa, frustración o soledad… no estamos sintiendo en ese momento Amor? ¿No es el miedo fruto de la ignorancia y esta del olvido? ¿Puede el Amor tener un opuesto si el amor lo ama todo?

Tal como lo percibo, lo opuesto al Amor no es el miedo. No lo siento así. El miedo tiene que ser definido en íntima relación con la libertad, porque la libertad es la ausencia de miedos. Por tanto, una persona libre es una persona que no tiene miedo. Por cierto, como por la vía de las experiencias viene la evolución en consciencia, los miedos también juegan un papel en la vida. Son como ese dolor, como esos sufrimientos que hemos compartido en otras partes de esta entrevista que tú traes a tu vida y se convierten en un trampolín, aunque a la mente le parezca increíble.

Una persona libre es una persona que no tiene miedo; y una persona que tenga miedo, no es libre. Así de sencillo. En idiomas como el español, esto se ha perdido: la íntima conexión que hay entre miedo y libertad. Pero hay otras lenguas que tienen su origen también en lenguas indoeuropeas, como le ocurre al castellano, que procede del latín, que sí lo han mantenido. Por ejemplo, el idioma que ahora a todo el mundo le ha dado por aprender, el inglés -que yo diría, con ánimo descriptivo, no peyorativo, que es un idioma muy simplón-, sin embargo, sí ha mantenido esa conexión. En las lenguas, como el inglés, como el castellano, por razón de su origen, utilizamos muchas veces prefijos para, frente a una cosa, decir lo opuesto, para señalar lo contrario que es la palabra. Por ejemplo: concierto. le ponemos por delante un prefijo ‘des’, desconcierto; armonía- desarmonía. Pues bien, en inglés, la palabra libertad es “freedom”. Y libre y sus derivados se construyes a través de “free”. Ésa es la raíz etimológica de libertad. Pues bien, tener miedo, el vivir temerosamente, el estar con miedo, es expresa con el término “afraid”’. “Freedom” y “afraid” tienen la misma raíz. Lo contrario del miedo no es el amor, es la libertad.

A partir de ahí, ¿qué es lo contrario al Amor? Pues simplemente, la baja inensidad de amorausencia de amor. Ya está. Es así de sencillo. No hay ni siquiera palabra para enunciarlo o conceptualizarlo. ¿El desamor? No, no es tampoco desamor, que indica de dejas de amar a alguien o a algo que antes amabas. Aquí no valen los prefijos. La base de la Vida y la Creación y el fundamento de tu propia vida es el amor. Esa energía inefable que inunda el Universo sobre la que escribió Einstein. Y sencillamente, el amor, en tu vida, en tus actitudes y acciones, puede estar más o menos presente. Se puede vivir con más o con menos… Al final, si te das cuenta, la vida de la gente, en función de su momento consciencial y evolutivo, del recuerdo de lo que es y de lo que somos, se despliega en una especie de termómetro que es la temperatura del amor. Y, ojo, todo es absolutamente respetable. Con esto no estoy hablando ni de tontos ni de listos, ni de superiores ni de inferiores. Porque como consecuencia del amor, en la creación rige el libre albedrío. El libre albedrío es fruto del amor. Respeto absolutamente a las personas que, en su vida, tienen una temperatura de amor baja, una frecuencia vibracional de amor reducida. Las respeto totalmente. Están en su proceso. Pero me doy cuenta de que en la intensidad del amor “andan bajos”. Y ellos son los principales afectados. También impactan en su entorno, pero los principales afectados son ellos mismos.

Entonces, tú puedes vivir la vida en alto amor o en bajo amor, en un "amor-calor" o en un "amor-frío", siendo todo absolutamente respetable. Eso sí, cuando te vas liberando de los sistemas de creencias, cuando te vas quitando las gafas de la mente y vas viviendo la vida y la vas viendo desde el corazón, cuando poco a poco te vas liberando de esa creencia que es el tiempo y vas viviendo el aquí-ahora, eso hace que tu vida se llene de amor y sea una vida plena de amor. Pero no el amor como sentimiento, sino el amor viviendo. No es el amor como un pensamiento: ‘Yo amo’. No, no… Ahí ya ha dejado de haber ‘yo amo’ porque tú ya estás unificado con la vida. La vida entera eres tú. Ya no hay nadie a quien amar. Eres tú Amor y ese amor se hace presente en cada momento presente.

Y no es que yo te ame a ti, es que inevitablemente te estoy inundando del amor que soy. Y en ese amor no te estoy separando de mí porque la vida entera soy yo. Ese amor ya no tiene verbo, ya no se puede conjugar: ‘yo amo’, ‘yo te amo’… Eso es para mí, como yo lo siento, el Amor Incondicional. Soy amor, vivo en el amor que soy. No es que ame o deje de amar. Y el amor explota y expande en toda su radicalidad e intensidad...

Hubo una persona que esto lo tuvo que vivir, que fue San Agustín, porque escribió una cosa, hace muchísimos siglos, que si ahora es revolucionario en aquella época tenía que ser más que revolucionario, porque él dijo: ‘Ama y haz lo que te dé la gana’. Es la traducción que ha llegado a nosotros. Ese ama no es un tiempo de verbo. Vive en el amor y haz lo que te de la gana. Permite que lo que realmente eres, que es amor, salga, que se plasme en tu cotidianidad de momento en momento. Y, a partir de ahí, no te preocupes de qué haces o dejo de hacer, qué pasa o deja de pasar... Olvídate, por ejemplo, de la moral. Olvídate de las normas morales, de las normas religiosas...

      Ante esto, sé perfectamente que la mente de muchas personas se rebelará y dirá: ‘¿Pero qué está diciendo este hombre?’. Pues estoy diciendo lo mismo que dijo Nietzsche. Hay que vivir más allá de la moral. Hay que dar un salto ya en consciencia. Eso han sido los mecanismos, los instrumentos que nos han servido en proceso evolutivo, pero hay un momento determinado de la evolución que en conciencia decimos: ‘Ya está, se acabó. Yo Soy la existencia, la vida, y lo plasmo en mi cotidianidad desde el amor que soy’. Y, a partir de ahí, rompo con todos los sistemas de creencias, normas y dogmas y hago lo que me da la gana porque además, inevitablemente, lo que haga va a estar lleno de amor. Todo, todo, todo. Y te despreocupas por completo. Y vives en absoluta libertad. Y consciente de tu infinitud y tu eternidad, dejas de ocuparte y de preocuparte por ti. ¡Vives! Vives en el amor que eres haciendo lo que te da la realísima gana, sin ninguna norma, sin ningún credo, sin ningún precepto, sin ningún miedo. Nada. ¡Vives!

Esa poesía de San Juan de la Cruz que comentaba en otra sección de esta entrevista, donde en sus versos incluye lo de la ‘amada en el amado transformada’, una vez que en el desarrollo de la poesía esto se produce -se produce la transformación en Dios, el darte cuenta que tú eres la vida y la vida es el Aquí y Ahora-, la poesía termina diciendo:

Quedéme y olvidéme,
el rostro recliné sobre el amado (sobre tu divinidad),
cesó todo y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.

Se acabó. ¿Cuidarte? La gente me dice cuando se despide: ‘cuídate mucho’. En fin, yo lo acepto porque sé que es un tema protocolario, que es una despedida protocolaria. Pero yo, mi cuidado (y no lo digo desde la mente, lo comparto desde el corazón) lo dejé hace tiempo entre las ‘azucenas olvidado’. Eso de las azucenas es una expresión metafórica que señala que incluso el cuidado lo dejas desde el amor y el amor. Yo he dejado de cuidarme amorosamente. Comprendo, además, la parte de mi vida en la que me he cuidado. La comprendo. Tuvo su sentido en mi proceso consciencial y evolutivo. Pero ahora, en el aquí-ahora que percibo y vivo lo que realmente soy, en el aquí-ahora que soy consciente de mi divinidad, en el aquí-ahora que sé que soy irrompible, en el aquí-ahora que sé que yo existo (y existo, y existo... más allá de que en el momento presente en su dimensión superficial vaya cambiando continuamente y pueda estar aquí o pueda estar allí, pero yo existo), en el aquí-ahora que Yo Soy, y soy la vida y la vida soy yo... en el aquí-ahora en el que he tomado consciencia plena de todo ello, ¿de qué me voy a preocupar?, ¿de qué me voy a cuidar de mí mismo?. Y el cuidado se queda entre las azucenas olvidado, disuelto en la fragancia del Amor.

Entonces, tal y como lo percibo, el miedo no es lo contrario al amor. El Amor está en todas las vidas, pues es el fundamento, el sostén y la esencia de la Vida. Lo que pasa que tú, desde tu estado de consciencia y proceso evolutivo, haces que esté presente con más o menos intensidad. De ti y sólo de ti depende: de la frecuencia vibracional desde la que, en el aquí-ahora, moldeas las actitudes y las acciones con las que vives las experiencias cotidianas. Y cuando el amor se plasma en tu vida en toda su colosal envergadura, se produce lo que podríamos llamar, el Milagro. Se acabó el cuidado, se acabaron las normas, se acabaron las morales, se acabaron los sistemas de creencias, se acabó el sufrimiento.... Ya lo que haces es vivir. ¡Vivir!, son la mente juzgando la vida. Y ese vivir es puramente amor. Y amas y hacer lo que te de absolutamente la gana.

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Fuente: Reproducción parcial de la entrevista efectuada a Emilio Carrillo por Emma Vázquez publicada en Regreso al Hogar:
La entrevista se realizó por Skype para su posterior trascripción. Dada su extensión, su divulgación en este blog se realiza en nueve entregas, publicadas todos los lunes de agosto y septiembre de 2016.
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