Al hilo de las entradas La muerte
no existe: morirse a gusto y Las Experiencias Cercanas a la Muerte (ECM),
publicadas en este blog los pasados días 14 y 16 de enero, se trae aquí este
artículo divulgado recientemente por Dogma Cero:
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“La muerte, tal y como la
concebimos, no existe, sólo es una ilusión”. Esta es la principal conclusión a
la que ha llegado el médico y director de Advanced Cell Technology, Robert
Lanza, defensor de la teoría del biocentrismo, en la que se niega que el tiempo
o el espacio sean lineales. Para la gran mayoría de científicos este tipo de
afirmaciones son sólo sandeces o, al menos, hipótesis indemostrables. Sin
embargo, Lanza parece haber encontrado en el famoso experimento de Young,
también denominado de la doble rendija (doble-split), el perfecto aliado para
defender su tesis. Si con este se logró demostrar la naturaleza ondulatoria de
la luz, Lanza pretende hacer lo propio con el espacio y el tiempo.
En la obra “Biocentrism: How
Life and Consciousness are the Keys” (BenBella Books), el físico norteamericano
parte de la premisa de que la vida crea al Universo, y no al revés, la base
misma del biocentrismo. A partir de aquí, va deduciendo paso a paso que la
mortalidad es una idea falsa, creada por nuestra conciencia.
En primer lugar, sugiere que la
conciencia de una persona determina la forma y el tamaño de los objetos en el
universo. Para explicarlo, utiliza como ejemplo la forma en la que percibimos
el mundo que nos rodea: “Una persona ve un cielo azul, y se le dice que el
color que están viendo es azul, pero las células cerebrales tienen la capacidad
de variar esta percepción, pudiendo ver el cielo de color verde o rojo”. En
pocas palabras, concluye, “lo que vemos sólo existe gracias a nuestra
conciencia”.
El Multiverso y la Teoría de Cuerdas
Este es el motivo por el que
Lanza dice que creemos en la muerte. Al observar el universo desde el punto de
vista del biocéntrismo, erramos a la hora de concebir el espacio y el tiempo,
pues lo haríamos en función de lo que nos dicta la conciencia. En resumen, el
espacio y el tiempo son "meros instrumentos de nuestra mente”, por lo que
entender la muerte como algo terminal no tendría sentido según sus tesis.
Al concebir que las dimensiones
espacio-temporales son meras construcciones mentales, la inmortalidad sería una
realidad para Lanza. Es decir, hay vida después de la muerte (física) debido a
que habitaríamos un mundo sin fronteras lineales de espacio y tiempo, lo que
entronca con la Teoría
de Cuerdas.
A pesar de ello, lamenta el
científico, seguimos creyendo que “la vida es sólo un poco de carbono y una
mezcla de moléculas, las cuales dan forma a nuestra existencia durante un
tiempo y luego vuelven a descomponerse en el suelo”, explica el físico. ¿Por
qué? Simplemente, “porque se nos ha ensañado que las personas se mueren, aunque
sólo existe la evidencia de que desaparece el cuerpo en un momento dado”.
“Trascendemos a la vida, pero
nuestra mente nos impide verlo”
Para explicar la muerte física
del cuerpo, Lanza recurre a la Teoría
de los Multiverso o Universos Paralelos. Una interpretación a la que se ha dado
un fuerte pábulo debido a los datos recogidos por el satélite Planck, que
mostró una serie de anomalías supuestamente causadas por la atracción
gravitatoria de otros Universos. Así, según Lanza, “todo lo que ocurre en
nuestro Universo está sucediendo también en el Multiverso, por lo que la vida
nunca dejaría de existir en este sentido".
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