El Despertador (”La
Revista que Despierta el Alma”) se edita y distribuye cada dos meses de forma gratuita y tanto
en versión electrónica como papel. Se puede acceder a ella a través de este
enlace:
Acaba de ver la luz su
número 23, correspondiente al periodo Septiembre-Octubre 2013. Y en sus páginas
se publica un artículo de Emilio Carrillo centrado en los contenidos fundamentales de su nuevo libro Dios:
Bajo estas líneas se
reproduce el contenido íntegro del artículo. Y en este enlace se puede
descargar, en formato PDF, la revista completa:
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Agradeciendo la
hospitalidad que El Despertador me brinda
en sus páginas, comparto con sus lectores unos breves comentarios acerca de los
contenidos fundamentales de mi nuevo libro, “Dios” (Editorial Nous), que serán divulgados, a partir del próximo
12 de septiembre, mediante una serie de charlas y encuentros que desarrollaré,
hasta el 30 de noviembre, por toda España:
El texto recoge seis
entrevistas concadenadas que me realizó Nagual, Chamán de los Anukuighanos (comunidad
ubicada en Wiñaymarca, la
“Ciudad Eterna ” del Lago Titicaca, de la que este pueblo es
“guardián” desde épocas ancestrales), tras el periodo de Silencio que viví entre
diciembre de 2012 y mayo de 2013. Cuando sentí de Corazón su conclusión, fluyó espontáneamente
entre nosotros la conveniencia de que mantuviera una serie de conversaciones en
las que volcara todo aquello que había “visto” y experienciado durante los casi
cinco meses de recogimiento e introspección.
En un principio, lo
único que tenía claro era que el eje de las entrevistas debía ser un tema del
que, así, sin más, se suele hablar poco: Dios (o como cada cual quiera
denominarlo). ¿Por qué? Pues porque percibo que el momento evolutivo de la Humanidad impulsa
naturalmente a que entremos de lleno en el meollo de la cuestión con prioridad
sobre otros asuntos conscienciales y espirituales que, aun siendo relevantes,
no hacen sino girar alrededor del núcleo principal. Y este núcleo es Dios: lo
que es, supone y representa; y sus implicaciones para el ser humano y su vida práctica.
A partir de ahí, el
diálogo se fue desenvolviendo desde una visión de Dios nada ortodoxa y ajena a
“credos” y religiones. Y desde una espiritualidad “nueva”, aunque en parte es la que siempre ha latido
en los místicos y místicas de todas las corrientes espirituales, que, por
chocar con la percepción del Dios externo y lejano impuesta por las jerarquías
eclesiásticas, fueron frecuentemente hostigados por éstas. La diferencia es
que, aquí y ahora, dentro del proceso evolutivo de la Humanidad , esa espiritualidad
ya no cabe en el seno de ningún “credo” –cosa que sí intentaron la mayoría de
los místicos- y ha dejado de ser un fenómeno minoritario para emanar cada vez
en más gente, que ya no nos identificamos con ninguna religión y vivimos la
espiritualidad con independencia de estructuras y dogmas y en entera Libertad.
Con estas bases, en el libro se
indaga y profundiza tanto en Dios -con todo lo que conlleva- y su Naturaleza -que
es la nuestra- como en sus implicaciones para el ser humano y su vida cotidiana.
Y enlazando lo divino con las aportaciones científicas más vanguardistas, por
medio de la “Física
de la Deidad ”.
Lo que permite constatar la divinidad de nuestro “verdadero ser”, las dos
dimensiones que conviven en la
Unicidad de Dios -la “subyacente” o plano de lo Inmanifestado
y la “superficial” o ámbito de lo Manifestado- y las repercusiones en nuestro
día a día de la interacción entre ambas.
No obstante, como el
texto también muestra, la mayor parte de las personas -se consideren o no
“creyentes”- comparten todavía la idea de un Dios “exterior”: “algo” o “alguien”
separado de ellas mismas. Y al concebir un Dios así –para afirmarlo
(“creyente”) o para negarlo (“no creyente”), da igual-, se sumergen en el
olvido de su “verdadero ser” y, por ende, de la Felicidad o “Bien-Ser”
que es nuestro Estado Natural. ¿Qué consecuencias tiene esto? Por un lado, al
ignorar lo que realmente Somos, la identificación con lo que no somos: un “yo”
o ego material, mental, emocional y efímero. Y, por otro, al no percibir el
“Bien-Ser” que atesoramos dentro, la búsqueda fuera de nosotros mismos del
“bien-estar”, que es un pobre sucedáneo de aquél.
Por tanto, la búsqueda
del bienestar en el exterior es la derivación lógica de la idea de un Dios
exterior. Y se plasma en una amplia gama de deseos y anhelos. El objetivo es su
satisfacción; y se utiliza como vía la “experiencia dual”: el enjuiciamiento de
cuanto ocurre, etiquetando cada vivencia como “positiva” o “negativa”, “buena”
o “mala”,… en función de su impacto en la ansiada satisfacción. Pero cuando
ésta no se consigue, se siente tristeza y dolor (mal-estar), lo que genera
sufrimiento. Y cuando sí se logra, se trata de una satisfacción pasajera
(bien-estar) que es sólo preámbulo de más sufrimiento. ¿Sorprendente? En
absoluto: el mal-estar y el bien-estar, aunque parezcan caminos tan distintos, parten
de un mismo punto de salida –el olvido de lo que Somos- y desembocan
inexorablemente en un mismo punto de llegada: el sufrimiento. De hecho, la idea
de un Dios exterior y la búsqueda del bienestar en el exterior son origen y
causa del sufrimiento humano.
¿Cuál suele ser la reacción
de la gente ante esto? Normalmente, lejos de ahondar en la causa del
sufrimiento, pretenden huir de él. Y, para ello, crean mentalmente dos
necesidades: la “necesidad de hacer” muchas cosas y “realizarse” en ellas; y la
“necesidad de cambio” -de uno mismo, de los demás y del mundo-. Pero ambas son
una ficción y producen un sufrimiento idéntico al que se quería eludir. Ante lo
cual, el libro se detiene en la “Innecesariedad de hacer” -no hay requerimiento
o deber alguno de “hacer” nada- y en la “Evolución” -no hay nada que “cambiar”,
pues todo se halla ya en un veloz y constante devenir evolutivo, impulsado por
el Amor, en el que basta con fluir-.
¿Cómo evitar, entonces,
el sufrimiento? Como el texto desgrana, tomando consciencia de que Dios es yo
-cada uno, todos y todo- y yo soy Dios cuando ceso de ser “yo”. Y esto no es
algo teórico o “teológico”, sino una experiencia práctica que se materializa en
la vida diaria hasta permitir que el Amor que Somos, su Frecuencia vibracional, impregne las actitudes y acciones con las
que, a cada instante, afrontamos los hechos cotidianos. Se podrá gozar así del “Vivir
Viviendo”: centrados en el Aquí y Ahora, con Confianza en la Providencia y en la Vida y ejercitando los dones
y talentos –cada cual cuenta con los suyos- ante las situaciones que la propia
Vida -no la programación mental ni la búsqueda de bienestar- vaya poniéndonos
por delante.
Con todo ello,
finalizando esta aproximación a los principales contenidos de “Dios”, sus páginas facilitan que el
lector pueda salir de la “Matrix” -en la que tantas preguntas y diatribas bullen
y nos atan- y volcarse en lo que realmente Es y Somos. Y entrar y volver a
salir de la Matrix
cuanto se quiera, percibiendo que la identidad física y personal con la que en
ella te contemplas es sólo un holograma, mera ensoñación. Al abandonar ésta, la Iluminación te
envolverá desde el discernimiento de su completa innecesariedad; la “Consciencia
de Unidad” expandirá aquello que antes se consideró “tú”; y la Paz , el Amor y la comprensión
de las pautas de la Creación
anclarán en tu vida para siempre.
Deseo de Corazón que
disfrutéis con la lectura del libro y que sus contenidos resuenen en vuestro
interior. Y os espero en las charlas y encuentros que servirán para la
divulgación de los mismos.
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