Hoy que ya vamos pasando del esperpento literario al lenguaje demoníaco acuñado por los expertos en Ingenieria Lingüistica, en repaso de prensa del 4 de enero, me ha detenido un publirreportaje disfrazado de entrevista, al escritor y poeta gaditano Felipe Benítez Reyes.
En su última novela de humor, más bien
entre grotesca y despectiva, titulada: “La conspiración de los conspiranóicos”,
que dice haberla escrito durante los meses de confinamiento, da a entender que
le dio mucha “bola”.... ¿o balas?, el hecho de leer las teorías de los
“alternativos”.
“Teorías delirantes” y “ficción pandemoníaca”, que en principio le provocaron
tal irritación, que no le quedó otra más que, transmutarla en inspiración,
si es que de verdad quería que su proyecto literario y-o mercantil (publicitado
por el Grupo Vocento), llegara a buen puerto viento en popa a toda vela,
como también describía en su periplo bandoleril otro poeta andaluz.
En su bajel pirata, comenzó la
andadura psicodetectivesca, hurgando en lo más profundo de las oscuridades conspiranóicas
de los alternativos. Viento en popa a toda vela, tras “entrar en las mentes
de quienes razonan así”, y conseguir emerger de entre las brumas
microencefálicas de quienes “atentan directamente contra nuestras vidas”,
pues “el negacionismo conspiranóico de la pandemia mata”... sentenciaba
el poeta.
Matar, meter, morir, mentir, maldecir,
manipular, malmeter... Hoy, en todo ello está el germen del miedo global que
vive-sufre la humanidad. ¿Dónde brotan esos desagües?... solo desde arriba
se puede cavar un hoyo, desde la cúspide de la triada conformada por esas
tres losas triangulares nombrables de la pirámide del poder terrenal...encumbrando
a la Trilateral.
El odio y la mentira, socavan las
mentes, hasta sumir en un pánico atroz a comunidades enteras. Lo contrario del
amor no es el odio sino el miedo; el amor nos ayuda a sostener la vida con
ilusión, el miedo a cavar nuestro propio hoyo. Por miedo a enfermar me pongo la
mascarilla; por miedo a enfermar no me pongo la mascarilla. Por miedo a
enfermar me vacuno (hoy: “inmunizo”), por miedo a enfermar no me vacuno.
Responsables e irresponsables se pegan dentro de un mismo rebaño de inocentes,
siendo así, que consiguen hacernos los mayores colaboradores de quienes... no
tienen más que agitar la coctelera.
Siendo la bipolaridad la rémora
existencial más común en cada individuo, hoy, también le ha llegado la hora de
pandemizarla en esta batalla final, en la que los mundos de la Oscuridad han
desatado la guerra de exterminio al espacio de la Luz. La muerte desafía
amenazando a la Vida, al aplicar la venganza más feroz conocida en la historia
de la humanidad; venganza para unas criaturas que nacimos para ayudarnos, pero
en realidad.... ¿a quién estamos ayudando?
Difícil saber mientras no descubramos
cómo nos hacemos colaboradores suyos, saber cómo se adueñan de nuestros
sentidos, les quedaba el último.....el tacto.
En esta última vuelta en el Ruedo de
la tierra, la arena del reloj se ha vaciado. Hoy, el tiempo ya es Oro traducido
a espacio de Calor, como emisión de amor de un planeta Madre, que llama a sus
atribulados hijos, a despertar a la vida Real. A no sucumbir ante el acoso de la mente gris; valernos de los
Talentos internos que heredamos de Ella......ya antes de nacer de nuestra madre
física.
En el germen de esta gran conspiración
planetaria, dasatada por quienes NIEGAN el debate con esa otra parte de la ciencia
disidente y-o escéptica (amablemente llamados alternativos pero
denigrados como negacionistas por el bien promocionado y-o “bienpagao”
autor de la novela).......está la mentira.
En artículo publicado en la revista
The Lancet, su redactor jefe Richard Horton lo titulaba: “No es una
pandemia”. No negaba la existencia del Covid-19, ni exponía “teorías
delirantes”, o conspirativas propias de exaltados negacionistas Sostenía que: “Nos enfrentamos a una
sindemia o cuadro epidémico en que la enfermedad infecciosa, se entrelaza con
enfermedades crónicas o recurrentes, asociadas a su vez a la desigual
distribución de la riqueza, jerarquía social, progresiva dificultad de acceso a
la vivienda y salud, etc.... factores de falta de progreso y bienestar marcados
por la raza y clase social y de género.
La sindemia es una pandemia en
la que los factores biológicos, económicos y sociales se entreverán de tal modo
que hacen imposible una solución parcial o especializada y menos aún...mágica y
definitiva”.
El problema no es, pues, el
coronavirus, sino un capitalismo erosivo de valores, colonizador de cuerpos e
invasor hasta el alma, que refacciona la vida de tal manera que nos impide
distinguir entre muerte natural....y la provocada por él.
Así, ¿quién son los conspiranóicos?...
¿quiénes conspiran hoy más que nunca contra nuestra dignidad y existencia?, le
preguntaría al científico-poeta.
Siendo de letras quizás no lo sepa,
pero conviene recordarle, que en ciencias, mesurar o medir, se define:
“Comparar una cosa con otra que se toma como unidad”....como patrón. Así,
¿cuál es su patrón científico de discernimiento a la hora de saber qué
científico es cualificado y cual no? Y, ¿qué saber o patrón comparativo, además
de la lingüística irónica, le lleva a postular: “Los del furor antivacuna,
cualquiera tiene hoy su canalito privado de televisión y su hojita parroquial
para opinar. Gente que carece de formación científica se cree capaz de
desmentir a científicos acreditados”? Cuanta desmesura e ignorancia del
tema y las tésis de científicos cualificados y a su vez denigrados como: Máximo
Sandín, Almudena Zaragoza, María José Martínez Albarracín, Bartomeu Payerás José
Luis Sevillano, Xavier Uriarte, Isabel Bellostas, Andreas Kalcker… miles más
¿Acreditados o cualificados?... Eh ahí
donde la ciencia académica ligada a los intereses económicos de las grandes
corporaciones farmacéuticas, corta en dos con la espada salomónica, dejando en
la orilla a científicos bien cualificados y galardonados, aunque no acreditados
ante la corte política del neoliberalismo oligárquico.... Y en su bajel
pirata, los científicos “bienpagaos”, viento en popa a toda vela....
ante el silencio expectante del resto de enmudecidos
Los mitos clínico-resolutivos en torno a la eficacia de las vacunas, vienen
desde mediados del siglo pasado. Aunque es historia pasada, conviene repasarlos
y traerlos al aquí y ahora, pues en la misma medida de crecimiento exponencial
del interés mercantil en torno a estos medicamentos, se viene dando el déficit
de garantías sanitarias y de seguridad al paciente, así como de derechos a ser
indemnizado por parte del productor del medicamento, ante casos de darse
efectos adversos (RAV)...como ya se anticipó a aprobarlo viento en popa
la UE.
En marzo-2020, el RDL 8/2020 sobre
exposición de motivos de la liberación de organismos genéticamente modificados,
destaca la reducción de garantías de seguridad, como plan diseñado por el globalismo
y aprobado en julio por la UE.
Ante tal amenaza, hoy la bandera a
alzar por “negacionistas”, es la del derecho a la vacunación voluntaria, y
cumplimento en su totalidad de los artículos recogidos en la Ley 41/2002 Reguladora
de la autonomía del Paciente.
Así, hoy, la lanza a romper a favor de
quienes saben inmunizarse por otros medios mas naturales y menos peligrosos que
los medicamentos de síntesis y vacunas genéticas, es que, así como en el punto
4 de esa Ley, exigen un escrito argumentado a quienes se niegan a vacunar, en
virtud del derecho recíproco, exigimos a la administración, que al llamarnos a
vacunar, también nos la hagan por escrito y firmado, no por la institución
sanitaria...sino por persona responsable con también nombre y apellido......¡repartamos
el miedo!
No obstante, tal y como asegura el
biólogo genetista Rob Wallace en su libro: “Grandes granjas, grandes gripes”
como causas son: pérdida de biodiversidad debido al monocultivo, gran
concentración de explotaciones ganaderas y granjas avícolas y porcinas en
ambientes insalubres, cercanas a grandes ciudades, así como también cada vez más
próximas a la frontera con la fauna silvestre y migratoria, lo que la expansión
de virus y microorganismos patógenos para los humanos, hará irresoluble el
problema de las pandemias hasta el límite de poner a riesgo la propia
existencia humana y dignidad animal
Seis millones de años de existencia de
los humanos en el planeta, no han sido suficientes para corregir hábitos tan
primitivos, como el de comer la carne del cadáver de una criatura que nació y
se amamantó de una madre igual que nosotros los humanos. ¿Acaso le es legítimo
al ser humano devorar criaturas evolutivamente tan próximas a él? Esto, como
causa, ¿no tendrá que ver con la consecuencia de bipolaridad que nos
caracteriza e impide recobrar la esencia original: indivi-duo...humanos no
hibridados...andróginos no modificados?
Dos árboles en el Paraíso terrenal: ”Tomad
solo de los frutos de este y viviréis eternamente; si tomáis de ese otro, os
volveréis mortales?”....
Estamos en el tiempo del balance de la Balanza. En otro lenguaje, tiempo final para el ajuste cuentas, en el que los arquetipos humanos de la memoria animal, los cerebros grises...claman venganza y reparación. ¿También llamarán “negacionistas” a los escépticos sobre la teoría científico-dogmática de la manzana? ¡Cuánto daño a la inocencia humana, a través del engaño de los dogmas del poder religioso... como germen y cúspide de todo poder terrenal!
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Autor: Iulen Lizaso (iulenlizaso@gmail.com)
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