En el orto de un ocaso donde el
ocaso es orto al instante,
donde orto y ocaso son
simultaneados sin interrupción,
la Inmensidad desoja una flor sin
pétalos,
dándose un espacio sin espacio,
un lugar sin posesión,
una vida en existencia plena,
un encuentro en su Mismidad.
Allí donde el ahí es perenne.
Perteneciéndose sin pertenencia,
oliéndose sin posesión.
Apasionada sin pasión.
Abrazo ensimismado,
beso implacable,
mimo sin fin.
Ahí me encuentro sin mí, sin ti.
Ahí nos encontramos,
aunque en el mí perdidos,
ofuscados,
peleando un reencuentro amado.
Intención sin más atención que la
plenitud de Ser;
siendo y no Siendo,
padeciendo sin padecer.
El amanecer con su luz se expande
al instante.
Y al instante el atardecer le
cubre,
si capa, sin tapar, con su propia
luz.
Secreto destapado,
velo desecho,
pañuelo frotado,
escarcha acuosa,
nieve ardiente,
lluvia seca,
hoja rota,
cielo partido.
Ahí estoy, Inmenso Soy en mi
Inmensidad,
cantándome, bañándome en olas de Amor Infinito,
Amor que es orto y
ocaso a la vez,
sin fin.
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Autor: Deéelij
Fuente: De su libro Alas sin
plumas (Ediciones Ende, 2016):
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