Aquel que quiera encontrar luz acerca de los grandes misterios que
rodean su vida puede orientar su búsqueda en tres direcciones: ciencia, filosofía y religión. Pero si es serio y está genuinamente interesado en develar
este misterio, no logrará una real satisfacción en ninguno de esos tres
ámbitos.
La meta de la religión, la filosofía y la ciencia es la misma:
poner de manifiesto la Realidad y la una única Verdad final que está en la base
y la esencia de la existencia y el universo. Pero a las tres les falta un
acercamiento integral hacia lo que buscan y despliegan una modalidad de trabajo
en compartimientos estancos que actúa en detrimento de las tres y les impide
alcanzar la consumación de sus esfuerzos en sus respectivos dominios. Y el
aislamiento de la de la religión de la filosofía, el antagonismo entre ciencia
y religión, la separación de la filosofía con la ciencia y la religión y el
alejamiento de la ciencia de la religión y la filosofía juega en contra de la
capacidad de discernimiento de las tres.
Los empeños de la religión, la filosofía y la ciencia son realmente
complementarios. Y el desarrollo de un acercamiento integral es inherente a la
verdadera naturaleza de las cosas. En la medida de que las tras ganen en
comprensión acerca de sus respectivas perspectivas, se irán acercando
mutuamente. De hecho, la presión de las fuerzas evolutivas provocará una
progresiva expansión en las concepciones de la humanidad, lo que quebrará todo
tipo de barreras artificiales, incluidas aquellas que actualmente existen entre
la religión, la filosofía y la ciencia. Igualmente necesarios son la comprensión
dada por la filosofía, la atracción despertada por la religión y los medios
provistos por la ciencia.
La síntesis de la religión, la filosofía y la ciencia, que tarde o
temprano habrá de concretarse, es la más grande de las síntesis que se pueda
pensar y a que encierra la mayor carga de posibilidades beneficiosas para el
género humano. Esto puede realizarse de varias maneras:
1)
Interpretando las verdades de la religión y de la filosofía en términos de
pensamiento científico moderno en todo lo posible, haciéndolas así más
fácilmente comprensibles y aceptables.
2)
Inculcando el espíritu científico en la persecución de metas religiosas y
filosóficas, lo cual significa poner el énfasis en la actitud experimental y en
el método experimental y en la importancia de probar y experimentar con las
verdades de la religión y de la filosofía.
3)
Estimulando a los estudiantes y aspirantes a penetrar en los dominios más
profundos y desconocidos de la mente en los que están ocultas las realidades de
la vida.
El obstáculo principal que se opone al
logro de tan deseable propósito es la ortodoxia. Una característica
esperanzadora es que los descubrimientos realizados en el acelerado desarrollo
de la ciencia han tenido un efecto moderador sobre la mente científica,
llevando a tomar consciencia de que existen fuerzas y realidades que hay que
tomar en cuenta y que hasta ahora se habían ignorado. Análogamente, en la
religión y la filosofía estás surgiendo situaciones que paulatinamente van
llevando a moderar las actitudes de los individuos y haciendo que poco a poco
vayan advirtiendo la necesidad de cooperación entre estos tres distintos
campos.
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Texto extraído de la obra de I.K. Taimni titulada El Hombre, Dios y el Universo.
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