Agenda completa de actividades presenciales y online de Emilio Carrillo para el Curso 2024-2025

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17/8/16

Vivir, no malvivir


        Hay quienes me han preguntado al respecto de lo que aquí trato e, incluso, me pidieron consejo, que no di de forma directa, pues se trata, en un nuevo paradigma, de que cada uno asuma su propia responsabilidad y no en base a lo que yo pueda declinar o invitar. Y repito, que en este nuevo declinar espiritual no se trata de salvar a nadie, pues todos salvos somos al ser seres divinos encarnados; y que has de ser tú mism@ sin tener que recurrir a seguir por donde otros marchen, que no, que has de ser tú mism@ marcando tu propio sendero que conduce al mismo promontorio en el que tod@s nos compartamos, tras pasar por nuestros propios derroteros en ese declinar al mismo lugar.

        Aquí, de lo que se trata es de vivir y no malvivir. Pero lo enfoco de una nueva óptica: se trata de vivir con dignidad absoluta; no, en absoluta indignidad, vivir como sea.

        Para vivir con esa dignidad absoluta, a mí lo que mejor me funciona desde hace mucho es vivir con lo mínimo y necesario. Que sé que eso lleva su tiempo. Que sé que eso necesita desprenderse de usos, formas y materialidades que antes nos confortaban, aunque de una manera incierta, pues se podía tener miedo a perder lo que se tenía y/o poseía. Pero cuando adquieres el hábito nuevo (1) de usar lo justo y necesario independientemente de modas o criterios externos y (2) cuando se pierde el miedo a perder lo que poco que ya se tiene, nada es importante salvo el disfrutar de lo poco que posees y lo mucho que lo disfrutas.

        Que con muy poco se puede vivir y, además, muy dignamente. Que se pierde mucho tiempo en el mantenimiento de miles de cosas que sólo sirven para decorar, para aparentar, para simular, para ostentar… Al darte cuenta de que con poco se es más y mejor, todo cambia una enormidad. Pues antes se podía tener mucho o, incluso, de todo y ni tiempo tenías de usarlo; y nunca cesabas en cuidarlo para no perderlo o que no se estropeara en su no usar. Y es que al dar ese paso, lo mucho que se usaba antes, ahora te parece que ese mucho siempre parecía poco y eso llevaba a más almacenar sin disfrutar.

        No se trata de vivir por vivir, incluso como sea. No se trata de vivir a base de más y más cosas. No se trata de vivir para trabajar, como no lo es el vivir para comer, sino comer para vivir. Se trata de disfrutar al vivir en dignidad dándote cuenta de que poco es mucho; y aquel mucho siempre era casi nada.

        En este proceso se trata de romper la idea de carencia al necesitar más y más. Porque te das cuenta que eres abundante con poco a usar, pues se goza muchísimo más.

        Y tras dar por solucionada la cuestión que aquí me trajo, quiero contar lo que me relataron hace bien poco tras que una entidad pública realizar un estudio del terreno en función de los habitantes de una concreta comarca, que es bien amplia. Llegaron a la conclusión de que cabía por cada familia a 3 hectáreas de cultivo en secano y 1 en regadío. En vez de que todo eso estuviera en manos de muy pocos y los muy muchos trabajaran en esos campos. Y quizá no te des cuenta de lo que supone esto, pues esa hectárea en regadío (10.000 metros cuadrados) produce una cantidad de alimentos bárbara, pues con que la familia que la tuviera, y con sólo cultivar 500 metros cuadrados –hay estudios que lo demuestran–, tendría para alimentarse por todo un año sobradísima y abundantemente, sin carecer de nada. Así que hay algunos que tienen mucho y nada lo disfrutan, además de tener miedo a perderlo, mientras que muchos trabajan mucho para obtener poco.

         Y no entro con esto en desigualdades sociales, no es el caso a tratar, sino que nos demos cuenta de que con poco se puede vivir con absoluta dignidad; y no malvivir con mucho que se almacene, pues al final termina pudriéndose de uso no darle o por miedo a perdérsele.
  
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Autor: Deéelij
Fuente: De su libro Alas sin plumas (Ediciones Ende, 2016):
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