El pasado sábado 27 de junio disfrutamos de una divertida fiesta de celebración de Fin de Curso de las actividades del Círculo Sierpes y de los dos Talleres de Espiritualidad que durante los últimos meses hemos desarrollado. En mi intervención al inicio de la misma ante las 80 personas que nos reunimos, utilice el ejemplo de los gusanos de seda y su transformación en mariposas para poner en común una reflexión espiritual acerca de la acumulación de conocimientos. Dado que varios de los presentes me han pedido que escriba lo que allí expuse, hago seguidamente un breve resumen:
Los buscadores nos solemos empeñar en acumular conocimientos, técnicas y prácticas espirituales y experiencias interesantes. En principio, nada malo hay en ello. Al contrario. Tomando el símil de los gusanos de seda, con tal suma de saberes segregamos el hilo en el que nos vamos enrollando hasta construir la crisálida en cuyo interior se produce la metamorfosis -Resurrección en Vida, lo llama nuestro amigo Ángel Oliveros- que nos convertirá en mariposas: seres humanos capaces de pasar al otro lado del espejo y moverse por otras dimensiones de la realidad.
Pero para que tal transformación se produzca, en un momento dado hay que dejar de segregar más hilo de seda -acumular aún más conocimientos, técnicas y prácticas espirituales, experiencias interesantes-, pues ello, lejos de contribuir al cambio, lo dificultará al convertir la crisálida en demasiado dura y voluminosa como para que la mariposa pueda surgir.
Para que este surgimiento se produzca, hay que cesar en la acumulación de saberes y centrarse en dos cosas:
Los buscadores nos solemos empeñar en acumular conocimientos, técnicas y prácticas espirituales y experiencias interesantes. En principio, nada malo hay en ello. Al contrario. Tomando el símil de los gusanos de seda, con tal suma de saberes segregamos el hilo en el que nos vamos enrollando hasta construir la crisálida en cuyo interior se produce la metamorfosis -Resurrección en Vida, lo llama nuestro amigo Ángel Oliveros- que nos convertirá en mariposas: seres humanos capaces de pasar al otro lado del espejo y moverse por otras dimensiones de la realidad.
Pero para que tal transformación se produzca, en un momento dado hay que dejar de segregar más hilo de seda -acumular aún más conocimientos, técnicas y prácticas espirituales, experiencias interesantes-, pues ello, lejos de contribuir al cambio, lo dificultará al convertir la crisálida en demasiado dura y voluminosa como para que la mariposa pueda surgir.
Para que este surgimiento se produzca, hay que cesar en la acumulación de saberes y centrarse en dos cosas:
+ asumir de verdad lo que hemos aprendido: especialmente, aceptar al 100 por 100 la responsabilidad de nuestras vidas y que somos Hijos de Dios no porque nos haya creado Él, sino porque somos Él; y
+ volcarnos hacia los demás, compartiendo lo aprendido con todos nuestros congéneres: mediante textos, palabras, gestos, un saludo, un beso, un abrazo, una sonrisa, un llanto, tiempo para prestar atención o ayudar a los que nos rodean, ... amor al prójimo.
De este modo, aflorará el Conocimiento que todos atesoramos; la Sabiduría que poseemos de manera innata y que no cabe en todas las bibliotecas, webs y templos de oración o meditación del planeta.
Así de sencillo.
Con Amor
Con Amor
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