Hay un camino que se recorta por la
cornisa del Tajo y que da al poniente. Baja hasta los pies del Guadalevín
salvando una gran altura y en su descenso va dejando unas terrazas naturales
donde se han creado jardines. También el agua, controlada por acequias,
desciende veloz, y a su paso llena de música el ambiente y de frescura con sus
notas. Abul Beka baja todos los días, cuando se sienta la tarde a descansar. Y
rodeado de sus hermanos así les hablaba:
—Durante
muchos eones de tiempo va despertando el espíritu y tomando conciencia de su
eternidad. No es la materia sino el espejo donde va viendo perfilarse sus
blancas alas.
»Aprended
a mover las alas de vuestra imaginación y no estaréis más vinculados a lo
transitorio, ni podrá contra vosotros nada el mal de la ignorancia.
»Sabed
siempre que lo único que os apega a la Tierra y a los mundos no es sino la
ignorancia. Ella es la que crea el dolor, la envidia, la pereza, la gula y todo
aquello que animaliza al hombre.
»Trascendedla
y estaréis en el sendero de conoceros a vosotros mismos tal y como sois.
Sabréis el porqué y para qué de vuestras continuas existencias en estos mundos.
»¡Ah,
si supiera una flor que su sacrificio es el que la hace nacer al fruto! ¿Acaso
pensáis que sufriría al desprenderse de sus bellos pétalos y al marchitarse y
dejar su frescura en manos de los vientos de otoño?
»Mirad,
pues, bien hacia vuestras vidas y pensad que son tránsitos para más alados
destinos. Porque si una flor, en su pequeñez, da un fruto que alimenta vuestros
cuerpos, ¿cuánto más daréis vosotros en cada existencia donde os vais limpiando
cada vez más de la oscuridad?
»No seáis como aquellos que adoran a la ignorancia y la
colocan en altares de oro y diamantes y la tienen por la razón. Porque, tarde o
temprano, ella vendrá por sus hijos y les dirá: «Venid conmigo porque yo tapé
vuestros ojos al conocimiento pero os di todo aquello que pedisteis. Yo os
arropé con oro y terciopelos y os hice sagaces como zorros entre los hombres».
»Porque
vendrán tiempos en que todo sea confundido por ella y ella sea la que reine en
la Tierra: entonces dirigirán a los hombres aquellos más astutos, pero no los
más sabios; serán elevados altares a aquellos que mejor supieron engañar y
serán tenidos por santos los más abominables. Se juzgará a los hombres por su
vestido y su calzado, y aquellos que anden descalzos serán echados de las casas
y considerados indignos.
»Regocijaos,
hermanos, entonces, porque aquellos que os echan de sus casas a ellos se echan; y aquellos que os hagan daño a ellos mismos se hacen daño. Y de verdad os digo
que tendrán que recoger hasta el último grano de odio que sembraron, cuando
llegue su cosecha.
»Mirad estas cosas como que los tiempos de la siega están
cerca y fortaleced vuestros corazones.
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Autor: Cayetano Arroyo
Fuente: Diálogos con Abul Beka (Editorial Sirio)
Nota: En homenaje a la memoria de Cayetano Arroyo y Vicente Pérez Moreno,
un texto extraído de los Diálogos de Abul Beka se publica en este
blog todos los
miércoles desde el 4 de octubre de
2017.
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