==============================================
El blog El Cielo en la Tierra publica todos los lunes, desde el 3 de septiembre de 2018, una entrada relacionada con el Proyecto de investigación Consciencia y Sociedad Distópica. Por medio de este enlace se puede tener información sobre sus objetivos y contenidos y cómo colaborar con él:
http://emiliocarrillobenito.blogspot.com/2018/09/proyecto-de-investigacion-consciencia-y.html
===============================================
El blog El Cielo en la Tierra publica todos los lunes, desde el 3 de septiembre de 2018, una entrada relacionada con el Proyecto de investigación Consciencia y Sociedad Distópica. Por medio de este enlace se puede tener información sobre sus objetivos y contenidos y cómo colaborar con él:
http://emiliocarrillobenito.blogspot.com/2018/09/proyecto-de-investigacion-consciencia-y.html
===============================================
EL SISTEMA SOCIOECONÓMICO VIGENTE: SUS SIETE SEÑAS DE IDENTIDAD
El
sistema socioeconómico vigente, comúnmente llamado capitalismo, cuenta, desde su aparición
en el siglo XVI, con siete señas de identidad fundamentales:
+Da prioridad al valor de
cambio de las cosas (su
precio de transacción en el mercado) en detrimento tanto de su valor de coste
(lo que cuesta producirlas) como de su valor de uso (su utilidad para el ser
humano). Por ejemplo, el agua tiene un gran valor de uso, porque es
imprescindible para el ser humano, pero no tiene un precio alto. Y, en cuanto
al valor de coste, las cosas no siempre se venden en función de lo que cuesta
producirlas (es decir, en función de las materias primas, la mano de obra y la
energía requeridas). La prioridad que se da al valor de cambio promueve la
confusión entre valor y precio y alienta y alimenta la especulación como esencia
y razón de ser del sistema. Así, por ejemplo, cosas que tienen un coste de
producción pequeño se venden a un precio muy alto. La especulación ha ido
incrementándose con el paso del tiempo, pero ya estaba en el inicio del
sistema. Por ejemplo, en España hemos vivido recientemente el estallido de la
crisis inmobiliaria: el precio de las viviendas se fue incrementando conforme
pasaban de mano en mano con fines especulativos, hasta que dicho precio llegó a
ser muy superior al valor de uso y al de coste.
+Maximización del beneficio
como meta y objetivo central de la actividad económica. Esta característica ha ido experimentando modulaciones con el
tiempo. Hubo una época en que el sistema se moderaba a sí mismo en cuanto a
alcanzar el máximo beneficio para no matar a la gallina de los huevos de oro;
para ello, se prorrogaba la consecución del máximo beneficio para que este
fuese real y se prolongase durante el mayor tiempo posible. Por ejemplo, cuando
aparecieron los grandes almacenes, se encontraron con el problema de que en los
núcleos urbanos estaba asentada una red de pequeños comercios. Los grandes
almacenes sabían que tenían que echar a un lado al pequeño comercio; entonces,
cuando se instalaron en las grandes ciudades, estuvieron un tiempo trabajando
incluso con pérdidas (vendiendo productos por debajo de su precio de coste)
para atraer clientela e ir arruinando los negocios locales. Cuando la gente ya
se hubo acostumbrado a ir a los grandes almacenes, fueron incrementando los
precios. Así pues, acudieron a una estrategia para modular la consecución del
máximo beneficio. Pero con el paso de los siglos y las décadas el sistema en
general se ha ido haciendo más cortoplacista, y actualmente quiere ganar lo
máximo posible en el menor tiempo posible, sin que le importe el mañana.
+Apropiación y acumulación
en unas pocas manos de los beneficios económicos, de los recursos del planeta y
de la riqueza social de la humanidad. Este objetivo también
estaba ahí desde el inicio mismo del sistema económico imperante. Para
lograrlo, fue extendiendo una creencia falsa, que se fue haciendo suya la mayor
parte de la gente: la idea de que en la economía rige la escasez, de que lo que
hay en el mundo es escaso. Es más, la economía se suele definir como la ciencia
de tender a satisfacer las necesidades humanas con recursos escasos. Pero dicho
postulado es una entelequia; una creencia que al sistema le interesa mantener
para enmascarar el hecho de que no es que las cosas sean escasas, sino que
están acumuladas en muy pocas manos. El sistema evita la distribución justa y
equitativa de las rentas generadas, pero en realidad es la abundancia lo que
impera en la Tierra
y el cosmos. Por ejemplo, hay fuentes de energía que son abundantes e
infinitas; cosa distinta es que esto al sistema no le interese, y quiera en
cambio promover las energías que sí son escasas, como el carbón y el petróleo.
(Ya está a disposición del ser humano la tecnología que permitiría extraer
energía de la ionosfera del planeta; una energía que es ilimitada, puesto que
la ionosfera se está recargando continuamente a causa de la influencia del Sol.
Hay, además, otros sistemas de energía libre que el sistema intenta por todos
los medios que no fructifiquen). La escasez nos afecta mentalmente, de modo que
la gente aborda la vida desde la perspectiva de la escasez. Y con el fin de
satisfacer sus necesidades básicas (así como las muchas provocadas
artificialmente por el propio sistema) creen que no tienen otra opción que la
de venderse como fuerza de trabajo. Esto hace que la gente olvide algo muy
importante, y es que ningún ser humano ha nacido para trabajar. Se nos hace
creer que el trabajo es un derecho, cuando en realidad es una imposición, y es
una esclavitud cuando no tiene que ver con el ejercicio de los propios dones y
talentos. Pero dentro de la mentalidad general de escasez, quien obtiene un
trabajo se tiene por feliz… (Más sobre todo esto en el capítulo «Consciencia y
dones»).
+Geoestrategia expansionista
permanente. El sistema siempre va a
más; siempre pretende acumular más, dominar más. Y no le importa cuáles son los
medios a utilizar para conseguirlo. El sistema provoca conflictos y guerras
dentro de la geoestrategia expansionista, y también genera una sensación
constante de miedo e inseguridad entre la gente. Esto es un caldo de cultivo
idóneo para que quienes manejan el sistema aparezcan como salvadores (cuando,
paradójicamente, son quienes han promovido las inestabilidades, de forma
directa o indirecta) y para que la gente se someta dócilmente cual rebaño.
+Voracidad
ecológica.
La naturaleza y el planeta entero son puestos al servicio de la maximización
del beneficio y las estrategias de acumulación de la riqueza por parte de unos
pocos, a quienes no les preocupan los impactos medioambientales. No tienen en
cuenta que el planeta constituye el hábitat mismo de la humanidad y que de él
depende su supervivencia. No es tanto el planeta lo que estamos afectando, que
tiene miles de millones de años de vida y una gran capacidad de resiliencia,
como la capacidad misma de supervivencia de la humanidad.
+Sometimiento
de la ciencia y los adelantos tecnológicos a los dictados de la maximización
del beneficio, la geo-estrategia expansionista y los intereses de quienes se
han apropiado de la riqueza social. Hay descubrimientos e inventos que no
salen a la luz o al mercado, o no lo hacen hasta que al sistema le interesa.
Por ejemplo, hay descubrimientos que afectan al funcionamiento de los
ordenadores que no están comercializados porque aún se está obteniendo un beneficio
elevado de las antiguas herramientas informáticas. Se sustituirán cuando al
sistema le interese desde el punto de vista de sus ganancias.
+Por último y no lo último, fomento entre
las personas de un sistema de creencias que alimenta una visión egocéntrica del
mundo y de la vida, alejada de cualquier sentido trascendente de la existencia y
apegada a lo material. Para que se entienda: hubo un tiempo en que la ciencia
tenía una visión egocentrista del universo, que se basaba en el hecho de que la Tierra era el centro del
cosmos (incluso el Sol representa que daba vueltas en torno a la Tierra ). Ahora ya no
pensamos que la Tierra
sea el centro del universo, pero el sistema ha conseguido que cada ser humano
crea que es el centro del universo. Cada persona cree que todo está a su
disposición (incluida la naturaleza, los otros seres humanos y el planeta). El
sistema promueve una visión aislada, fraccionada, rota del ser humano, en que
este ya no se ve como miembro de una comunidad que a su vez está integrada con la Madre Tierra y en
simbiosis con ella. En esta visión, lo trascendente o espiritual ya no pinta
nada.
Sobre estos siete pilares, el sistema ha crecido y se ha
desarrollado en tres grandes fases, correspondiendo la última a su mutación
actual, mal diagnosticada como crisis económico-financiera.
EVOLUCIÓN DEL SISTEMA SOCIOECONÓMICO HASTA LLEGAR A SU MUTACIÓN
ACTUAL
Fase 1.
Origen y primera evolución (siglos XVI al XVIII). Su característica principal
fue el mercantilismo (la compraventa de bienes y mercancías) y la creación y
ampliación de los mercados. Eso puso al comercio como el eje sectorial
fundamental y al comerciante como el agente económico hegemónico. La
geoestrategia se centró en la conformación de mercados regionales y nacionales
a partir de los mercados locales. Así, el movimiento de mercancías tenía un
ámbito más amplio y el volumen de beneficios podía ser mayor. En ese momento,
las instituciones impulsadas por el sistema podemos denominarlas predemocráticas
(el Antiguo Régimen del que habla la historia) y el referente territorial del
sistema es Europa. Si buscamos un arquetipo descriptivo de la manera de actuar
del sistema en esta primera fase, este sería un roedor (una ardilla, un
ratón…). El roedor acumula. En la literatura de la época se utilizó mucho la
figura del avaro (más concretamente, de una forma bastante xenófoba, del judío
avaro).
Fase 2. La Revolución industrial
(siglos XIX y XX) conlleva
una mutación del sistema. A partir de la invención de la máquina de vapor se
impulsa la maquinaria como nunca antes. Ahora, el eje fundamental pasa a ser el
productivismo (la maximización de la producción de bienes y servicios y su
venta). Se trata de producir bienes al menor costo posible y venderlos al mayor
precio posible. El mercantilismo sigue siendo importante, pero pasa a un
segundo lugar. Ahora, la industria pasa a ser el eje sectorial principal y la
empresa el agente económico hegemónico. La idea de empresa conlleva la idea de
estrategia; por ejemplo, la de contener temporalmente el beneficio para que
este acabe siendo mayor, como comentábamos anteriormente. Con la Revolución industrial,
la geoestrategia expansionista da un salto, y ya apunta a la configuración de
mercados internacionales. La plasmación de dicha geoestrategia es el
colonialismo, lo cual permite acceder a materias primas que antes no estaban al
alcance, vender más y poder maximizar los beneficios. Desde el punto de vista
institucional, aparecen las instituciones de perfil democrático (las que han
llegado hasta nuestros días). Desde el punto de vista territorial tiene lugar
una mutación significativa, y es que los Estados Unidos se suman a Europa como
referente (de hecho, en 1913/4, EE.UU. se convirtió en la primera potencia
económica del mundo, dejando atrás al Reino Unido, que lo había sido hasta ese
momento). El arquetipo del sistema en esta fase es un gran felino (un león, un
tigre…). Un león es mucho más fuerte y agresivo que un ratón, pero a pesar de
ello concibe estrategias. Cuando los leones acosan a una manada de cebras, no
las matan a todas, sino que cazan las que satisfacen sus necesidades y las de
su camada, y dejan sueltas a las demás; así tienen alimento para las ocasiones
futuras. (Esto constituye una analogía con las estrategias de tipo
empresarial).
Fase 3. Estamos al principio de esta
fase, que es fruto de la revolución tecnológica y del cambio en el uso de
recursos básicos del sistema (como el dinero). Ahora, lo que le interesa al
sistema es la especulación global y cortoplacista. Hoy día, ahí donde se gana
de verdad dinero es con la especulación. Esto ha hecho que haya un sector que
se haya convertido en preponderante: el sector financiero; y, unido a él, la
banca. La banca es, hoy, la que tiene la sartén por el mango de la economía y
del sistema. Antes, las empresas promovían bancos; hoy, los bancos se han
convertido en los propietarios de todo, incluidas las empresas. Pero lo que
interesa más a los bancos, lo que les procura las verdaderas ganancias, son los
activos financieros intangibles con los que especular en el mercado de valores,
los fondos de inversión y multitud de fórmulas financieras muy distintas.
Gracias a las nuevas tecnologías, el mercado de capitales está funcionando las
veinticuatro horas del día, con lo cual puede ganarse dinero de forma
ininterrumpida. Obtener el mayor beneficio posible a costa de lo que sea y en
el menor tiempo posible se ha convertido en la característica primordial del
sistema.
En esta tercera fase, la geoestrategia expansiva abarca el mundo
entero. La conformación de mercados planetarios va a una con la globalización.
En aras de ello, se está produciendo en este momento un cambio en las
instituciones; se están promoviendo unas instituciones posdemocráticas. La idea
de la representación democrática y de que los Gobiernos mandan se ha caído como
un castillo de naipes, por más que haya gente que siga agarrada a esta antigua
idea. Hoy, los Gobiernos y partidos de cualquier color están bajo el mando
directo del mercado financiero y la banca internacional; y quienes, por las
razones que sean, no quieren obedecer sus dictados, son castigados. Lo ocurrido
en 2015 en Grecia es un claro exponente de cómo funciona el sistema.
Difícilmente llega a configurarse un Gobierno que quiera hacer cosas distintas
de lo que dice el sistema, pero si por casualidad llega a configurarse, se le
castiga de una forma tremenda: se le van cortando las salidas, de modo que
tiene que efectuar recortes y ajustes especialmente duros, con lo cual se va
viendo obligado a regresar a los derroteros que el sistema impone. Más fuertes
que los Estados-nación, tenemos unos organismos internacionales que no deben
rendir cuentas ante nadie (como la Comisión Europea , el Banco Central Europeo, el
Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, el G20), que van tomando
decisiones sin que los ciudadanos tengan ninguna capacidad de incidencia. Los
ciudadanos no podemos hacer otra cosa que aceptar sus decisiones, y nuestros
Gobiernos, que se afanan en aparentar que aún hacen algo, no pueden hacer
absolutamente nada, porque están plegados a ese sistema (muchas veces están
puestos por el sistema mismo). Esas organizaciones supranacionales tienen un
contenido puramente económico; están vacías desde una perspectiva política
(democrática) y social.
En cuanto a la representación territorial, Europa desaparece del
escenario. Hoy día, los Estados Unidos y Extremo Oriente (China, Japón…)
constituyen el eje clave. Europa ha quedado fuera de juego sobre todo porque
durante unas décadas alentó un formato que el sistema dominante quiere fulminar
cuanto antes: el estado del bienestar. El estado del bienestar fue un invento
del sistema, temporal, destinado a detener la influencia de los regímenes
llamados comunistas en Europa Occidental; pero una vez que los regímenes
comunistas se han diluido, el estado del bienestar es una amenaza para el
sistema. Europa está en declive y seguirá estándolo.
El nuevo arquetipo con el que representar el sistema en esta fase
es un gran reptil (un cocodrilo). El cocodrilo mata siempre, tanto si ha comido
como si no: si se acerca una cebra al río en que está, la ataca. No puede
evitarlo; es insaciable. El cocodrilo es voraz, y esta es la característica
fundamental del sistema actual.
DEL AHORRO AL CONSUMO Y DEL CRÉDITO A UNA NUEVA ESCLAVITUD: LA RAZA DE DEUDORES Y EL
ESCLAVO INTEGRAL
La configuración y plasmación de la tercera y última fase de las
descritas es lo que explica el contenido y alcance de la llamada crisis de la
economía actual: en realidad no se trata de una crisis, sino de una profunda
mutación del sistema socioeconómico. Vamos a explicarlo.
La
actual mutación del sistema socioeconómico no ha sido fruto de la casualidad.
Durante décadas se fueron creando las condiciones adecuadas para ello. Ha
habido una transición del ahorro al consumo, y a través del consumo se ha
efectuado una transición al crédito; y a través del crédito la sociedad en su
conjunto (ciudadanos, empresas y Estados) ha acabado siendo objeto de una nueva
esclavitud. Veamos a continuación el proceso que nos ha llevado hasta aquí.
+Primeramente,
a lo largo del siglo XX, la
base de los beneficios que el sistema siempre procura maximizar dejó de estar
en la plusvalía que se extrae del trabajador para centrarse en el consumo. Para que las ganancias fueran las
mayores posibles, el consumo tenía que ser masivo y hallarse en constante
expansión (la clave del consumismo es la venta en grandes cantidades, y por
supuesto con el menor coste de producción posible y el mayor precio de venta
posible).
+Esto obligó a superar uno de los
pilares del capitalismo productivo surgido de la Revolución industrial:
el ahorro, fundamento de la inversión. El
ahorro llevaba implícita una determinada moral social y un determinado estilo
de vida: si alguien deseaba algo, intentaba ahorrar para poder comprarlo; y si
quedaba fuera de su alcance, reprimía el deseo. Pero esto constituía un lastre
para el consumo masivo, que exige generar el deseo irreprimible de consumir y
facilitar los medios para satisfacerlo.
+De este modo, el protagonismo pasó del
ahorro al crédito: se
desplegaron las velas del préstamo y la deuda y aparecieron poco a poco nuevos
instrumentos financieros (la tarjeta de crédito es un ejemplo reciente) que
permiten comprar todos los objetos de deseo sin necesidad de un ahorro previo. Se configuró así la
denominada sociedad de consumo, íntimamente ligada a un endeudamiento creciente
no solo de las familias, sino también de las empresas, que acuden intensamente
al crédito bancario como manera de financiar sus inversiones y proyectos.
+Llegados a este punto, la deuda
se convirtió en el principal generador de ganancias. Con ello, el capitalismo productivo
perdió protagonismo y su lugar fue ocupado por el capitalismo financiero. Producir bienes y venderlos
requiere mucho trabajo y muchas manos, pero mover activos y pasivos financieros
es muy simple hoy día; basta con darle a un teclado. De modo que la banca y la especulación, cada vez
más global y cortoplacista, tomaron los mandos del sistema; con el lema,
además, de que todo vale. Al sistema ya le da igual matar o no la gallina de
los huevos de oro.
+Ciertamente, uno tiene que pagar sus
deudas en algún momento, pero, por el camino, la refinanciación (la deuda sobre
la deuda) permite salir del paso. Y de oca a oca, de deuda en deuda, se avanza
hacia una nueva clase de esclavitud: la de vivir para devolver lo que le han
prestado a uno, aunque sea a costa de trabajar más horas y aceptar el tipo de
vida y las reglas de juego que el sistema impone. A los
esclavos que llenan el mundo ya no hay que ponerles grilletes, ni someterlos
con latigazos. Se creen libres en la jaula del consumismo y entre sus barrotes
virtuales forjados con préstamos y deudas.
Zygmunt
Bauman ha
llamado, con razón, «raza
de deudores» al conjunto de ciudadanos,
empresas y Estados que se han convertido en esclavos del sistema financiero por
medio de la deuda:
+Los Estados, con sus actuaciones
incentivadoras del consumo y el gasto, contribuyeron a consolidar la sociedad
de consumo, primero, y la raza de deudores, después, tanto a través de sus
políticas presupuestarias como de la promoción de deducciones fiscales (por
ejemplo, en la adquisición de viviendas) para que la gente compre, se endeude y
participe en el engranaje del consumo. Y en los últimos años, los propios
Estados han pasado a formar parte de esa raza a causa del enorme déficit público y endeudamiento originados,
fundamentalmente, por el gigantesco montante de dinero público que los
Gobiernos han desviado a la banca privada.
+Ahora, ciudadanos, empresas y Estados,
plenamente integrados todos en la raza de deudores, están a merced de la banca
internacional, que los domina y controla a través de la gestión del crédito, que amplía y abarata o restringe y
encarece en función de sus objetivos e intereses, y la paulatina implantación
de un supranacionalismo global y no democrático.
+En este contexto, el sistema
socioeconómico imperante, frente a fases anteriores de su
evolución, presenta la novedad del esclavo integral:
personas que se explotan a sí mismas de manera voluntaria y sin ni siquiera
percatarse de tal autoexplotación y de la esclavitud que marca y
caracteriza su vida.
======================================================
Fuente: Texto extraído del primer capítulo del libro Consciencia, de Emilio Carrillo.
======================================================
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.