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9/9/16

La verdadera historia de nuestro pasado


Hace un tiempo, una amiga estaba realizando un estudio genealógico sobre su familia. Cuando compartía experiencias de ese estudio, los pasos que iba realizando, los descubrimientos que había conseguido, historias del pasado que volvían etc… me fascinaba el entusiasmo con el que ella estaba llevando a cabo ese estudio, era algo que le salía hacer por motivación propia y percibía la ilusión, el misterio y lo que estaba disfrutando con ello.

A medida que nos iba contando historias, nuevos descubrimientos e hilos que iban enlazándose, además de darme cuenta de lo importante que es lo pasado y cómo ello te trae hasta aquí, me pareció que esta amiga tenía mucho talento a la hora de investigar la genealogía. No es muy común que las personas, al menos no la mayoría, nos motive este tipo de estudios, más allá de saber un poco la ascendencia o descendencia familiar, para ella iba más allá de conocer curiosidades, realmente le apasionaba, tiraba de un hilo, descubría nuevas cosas y se despertaban nuevas inquietudes de conocimiento.

Así que un día le hice la propuesta de escribir sobre ello, cómo era para ella ese estudio, qué le llevó hasta ahí, qué era lo que le motivaba para lanzarse en esa investigación.

Aquí va el texto de la historia de mi amiga, gracias por compartir tu experiencia:

¿Qué es lo que nos hace ser nosotros mismos? ¿Por qué somos como somos? Preguntas que siempre nos hacemos pero que nunca tienen respuesta. Quizás un cúmulo de casualidades hizo que seamos quienes somos, pero sin duda nuestros pensamientos y lo que hacemos en el presente nos corresponde a nosotros mismos. Así que hoy vengo a compartir mi experiencia sobre algo que mucha gente persigue: conocer sus antepasados.

Hace varios años, murió un familiar mío muy cercano, alguien que hizo replantearme las cosas de una manera muy diferente una vez fallecido. Siempre había sentido fascinación por mis antepasados desde que era una niña y alcanzo a recordar. Una y otra vez, preguntaba a mis abuelos quienes habían sido sus padres, sus abuelos y todo aquello que pudieran darme como dato. Claro está, esto venía de los típicos trabajos del cole, pero a mí me gustaba, sentía curiosidad sobre personas que ya no están pero que una vez formaron parte de la historia, de mi historia.

Cuando fui mayor, esa curiosidad quedó en desuso, hasta que sucedió lo que nos llega a todos, la muerte de un familiar. Un mes después, un amigo me comentó que había encontrado la forma de empezar a investigar sus antepasados, y todo eso que yo sentía, la curiosidad que yo creía olvidada, resurgió. Y así empecé a recordar todas esas historias que me contaban de personas que ya no están, de personas de las que siempre quise saber más. ¿Habíamos tenido algo en común? ¿Habían sido siempre todos de la misma ciudad que yo? Cosas que ahora, seis años después, he ido descubriendo y aún me quedan por saber.

¿Qué puedo decir? Lo cierto es que encontré multitud de similitudes con antepasados: rostros, nombres que se repetían de abuelos a padres y padres a hijos, aficiones, trabajos… Es increíble lo que uno/a puede llegar a encontrar y los secretos mejor guardados que salen a la luz cuando investigas. En mi caso, llegué hasta el punto de saber que gran parte de mis raíces son de aquí, y espero que en un futuro logre saber algo más. No sé hasta qué fecha llegaré, probablemente no muchos años atrás, pero de una cosa estoy segura, y es que sea como sea, el viaje habrá merecido la pena.

Hace un tiempo una amiga me preguntó el porqué me había enfrascado en todo esto, porqué seguía buscando. ¿La verdad? No tengo una respuesta clara, es más como un sentimiento, algo que siempre he sabido que debía hacer o acabaría haciendo. El respeto por lo que fueron, o de lo que algunos dirían que es, ser recordados para que los que vengan después sepan de ello, pero yo me guío más por lo primero, ya que después de todo, somos los rostros de nuestros antepasados y les debemos eso. De alguna manera me siento ligada aquí, y si algún día tengo que irme, al menos habré dejado huella sobre todo aquello que fue y es, el conocer nuestro pasado es un lujo que otros no tienen, y yo desde luego no lo desaprovecharé.
Att,
Una anónima

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Autor: Ana Charles Abadía
Fuente:
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