Desde mi ser olvidado,
rodeado de espesa niebla,
vagaba perdida y ciega dejando tras mi caminar
el rastro de huellas mojadas,
marcadas por el consuelo de verlas una vez más.
Un día, al volverme a girar,
ya no estaban las pisadas
y con la pena de su ausencia,
mi ser lloró en la presencia,
en la niebla, aprisionada.
Lágrimas derramadas…
Al levantar la mirada,
la bruma se disipó.
¿Qué es eso? ¿Un espejo?
El reflejo de unos ojos penetrando el corazón,
de unos labios, sonriendo,
de unas manos sosteniendo
el rostro triste y cansado
por las huellas del pasado.
Las miradas se cruzaron,
se entregaron, se enamoraron
y los labios, en silencio,
sonrieron, se besaron.
Ahora,
desde mi ser recordado,
rodeado de un claro cielo,
camino sintiendo los pasos
de mi amado acompañado
de mis manos,
de mis labios,
de mis besos,
reencontrados.
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Autora: Raquel García Rodríguez (raquelin101@gmail.com)
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