En
esta nueva forma de vivir conciencialmente, una muestra muy palpable de su manifestación en un@ mism@ es concederse y conceder a los demás las
gracias ante cualquier circunstancia que concurra, sea la que sea, aunque no sea clasificada por la mente como positiva o agradable.
Cuando te llega lo que sea, de quien sea, da
las gracias, aunque no sea de forma verbal o externa, pero da las gracias. Pues
detrás de cada situación que acontece se nos revela una prueba para darnos
cuenta de que es algo que se nos entrega, e incluso se nos regala, para que nos
demos cuenta de que es algo que llega desde Sí, pero desde Otr@. Y así nos
podemos dar cuenta, mucho mejor, de que Tod@s somos Un@.
Agradecer el simple respirar, el suave viento
que nos acompasa en cada instante, la hermosura de una flor o la de los ojos
que nos miran en un momento dado o durante mucho rato, es estar agradeciéndonos
a nosotr@s mism@s la propia experiencia de la existencia en esta vida.
Lo mejor de todo es que, al poco, ese agradecer
es devuelto por donde menos puedes imaginar. Y, obviamente, la recompensa, sin
buscarla, es mucho más intensa, profunda y mayor de lo que pudiéramos haber
imaginado.
En
ese agradecer continuado, si hubiera almacenado el más mínimo depósito de rabia,
rencor o resentimiento en nuestro interior, se va diluyendo dejando que fluya
hacia fuera lo mejor de lo mejor que tenemos: Quienes Somos.
Empieza
a agradecer e irás comprobando los resultados. Pues quien siembra recoge lo
plantado. Quien agradece es agradecid@ y engrandecid@. Y recuerda, sólo puedes
ofrecer, mostrar y dar aquello que tienes: gratitud o ingratitud. De ti
depende.
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Autor: Deéelij
Fuente: De su
libro Alas sin plumas (Ediciones Ende, 2016):
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