Tal vez varias personas
hayan oído hablar de “un curso de milagros”. Quizás otros hayan escuchado por
arriba esa frase y le hayan quitado sentido, pensando que es algo “espiritual”
que no tiene valor en el mundo de la materia. Seguramente esto dependerá de que
algunos hayan despertado o lo estén haciendo, mientras que otros aún no. Es un
hecho por ejemplo que la física cuántica está avanzando, e incluso se habla de
una física post-cuántica, pero sin embargo hay muchos científicos que aún le
restan importancia.
Sin lugar a dudas, el
libro de Helen Schucman, “Un curso de milagros” –un curso de “desprogramación”
de inspiración divina-, al igual que otros están generando el cambio de
percepción. Es que estamos andando en este “curso”, en este proceso por el que
estamos atravesando, es el camino por donde está andando la humanidad en este
momento. Los “milagros” son los “despertares” de la gente, de muchos en
diversos países. Es el cambio de percepción, a una percepción “inocente” para
llegar a la visión. Y sin lugar a dudas, es un “maravilloso” lavado de cerebro
que nos abrirá las puertas al Ser. Desde Oriente, la India, China, Japón, hasta
Occidente, sobre todo en España, cuna desde donde se irradia una gran
Iluminación, en Francia, Holanda, Alemania, Estados Unidos, Colombia, Ecuador,
Uruguay y Argentina, entre otros. Hay miles de personas que estamos
despertando. Ya no hay uno que otro “Iluminado” por el mundo. Somos bastantes en
ese camino y anónimos.
¿No será que estamos
viviendo en el Apocalipsis y aún no nos hemos dado cuenta? La palabra
apocalipsis viene del griego y significa “revelación”, que es “quitar el velo”.
Es decir, ¿no estaremos en el momento del apocalipsis, quitando nuestros velos,
cambiando nuestra percepción errónea?. Hemos visto la enfermedad, “el ego”,
hemos visto la locura en la que está inmerso el hombre aún. Esa enfermedad de
disfraces, personajes, ilusiones, tiempo, espacio, dualidades, amor-odio,
paz-violencia, bueno-malo, cuerpo-mente…Hemos visto, como dice Emilio Carrillo,
al “coche”, ese cuerpo físico, mental y emocional, con el que nos hemos
identificado a lo largo de la historia, y que ahora nos damos cuenta que no
somos en realidad. Nos estamos reconociendo como “el conductor”. O como dice
Jorge Lomar, “el programa mental” ese chip que tenemos incorporado, con el cual
ahora dejamos de identificarnos para sentir “el corazón radiante”. O como dice
Rupert Spira, no somos “la película” sino “la pantalla” donde se proyectan
todas las cosas, esa “apertura ilimitada totalmente permisiva” donde se plasman
todas las experiencias…
¿No será que estamos
transitando el silencio, la meditación o como otros la llaman, la oración, como
puerta que nos conducirá a nuestra verdadera naturaleza? ¿No será que todas las
catástrofes climáticas se asemejan a ese diluvio que habla el Génesis? ¿No será
que en realidad el Arca de Noé no habla del pasado sino de un momento próximo,
luego del despertar que estamos viviendo? ¿No será que el Arca de Noé se
asemeja mucho a un mundo de paz, de armonía del hombre, con los animales y la
naturaleza, algo que empezamos a transitar muchos de nosotros, hombres y
mujeres que protegen y velan por la vida de todos los seres vivos en el
universo?. Muchos de nosotros ya sentimos ese Ser Compartido, en comunión con
los animales, las plantas, el aire, los seres animados y no animados…en un solo
verso, es decir, en el universo.
¿No será que el pecado
original fue el olvido de nuestra esencia, de nuestra verdadera naturaleza, y
el inicio de la “creencia en el mundo de formas”, creencia en el mundo dual, en
la vida de sufrimiento? Por eso ya es tiempo de “perdonar” nuestros “olvidos”.
O sea, ya es tiempo de la “compasión”, de dejar atrás ese mundo no real y
empezar a vivir plenamente la realidad.
“El Cielo y la Tierra pasarán”, dice la Biblia. ¿No querrá decir que
en realidad el Cielo y la Tierra dejarán de estar separados? El Cielo y la
Tierra serán uno. Ya no habrá cuerpo y espíritu, ya no habrá espacio ni tiempo.
Viviremos en la ausencia de tiempo, es decir, en la eternidad, sin tiempo.
Viviremos hombres, animales, plantas, naturaleza toda, una.
Y como dice Eckhart Tolle, “en el Sermón de la Montaña, Jesús hizo
una profecía que pocas personas han comprendido hasta la fecha. Dijo,
"Bienaventurados los humildes, porque ellos heredarán la tierra"7.
¿Quiénes son los humildes y qué quiere decir eso de que heredarán la tierra?
Los humildes son quienes carecen de ego. Son las personas que han despertado a
su naturaleza esencial verdadera y reconocen esa esencia en todos "los
demás" y en todas las formas de vida. Viven en el estado de entrega y
sienten su unicidad con el todo y con la Fuente, encarnan la conciencia
despierta que está cambiando todos los aspectos de la vida en nuestro planeta,
incluida la naturaleza, porque la vida en la tierra es inseparable de la
conciencia humana que la percibe y se relaciona con ella. Es así como los
humildes heredarán la tierra”.
Los “humildes de espíritu”, no llevan cargas del pasado, ni deseos
en el futuro, viviendo el “ahora”, el único momento en que se manifiesta la
vida.
Estamos trayendo luz, la luz que brota de nuestro interior y ahora
podemos ver la realidad. Éste es el camino que estamos andando.
El despertar, el recuerdo del Ser Compartido.
Estamos naciendo de nuevo.
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Autora: Silvina
Garrido (garridosilvi@gmail.com)
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