La vida es un hondo equilibrio entre echar
afuera e invitar adentro. El armónico fluir de esta dinámica tiene su clave en
compartir: da y se te dará más. Por ejemplo, en la respiración, cuanto más
espiras, más inspiras. Espira más para que puedas crear un vacío dentro y entre
más aire. Fíjate que no es preciso que pienses en inspirar: espira tanto como
puedas y todo tu ser inspirará. De idéntico modo, Ama más y tu cuerpo recogerá
energía de todo el Cosmos. Crea el vacío y la energía vendrá. Y lo mismo sucede
con todos los procesos de la vida… Comprende
cómo funciona la vida: da más y tendrás más para dar. Comparte tus dones y
talentos, tu energía, el dinero, el Amor que eres, tu divinidad en cualquiera
de sus manifestaciones… Comparte sin esperar nada a cambio y tu ser aumentará y
la vida te dará más… Compartir es gozar de la vida; retener, encarcelarla entre
los barrotes de la ansiedad y la inquietud del ego… La vida crece en el gozo.
Aquellos que comparten obtendrán más, porque cuanto más disfrutan más crecen… Fluye
compartiendo y aprende a recibir los regalos que la vida te hace llegar
permanentemente… ¡Comparte! No lo dudes. Y hazlo desde tu esencia,
sin buscar resultados ni contrapartidas. Y la vida, mágicamente, armónicamente,
te dará más… Cristo Jesús afirmó algo paradójico (Evangelio de Mateo 25, 29): “Cuanto más tengas, más te será dado; y
si no tienes nada, hasta lo que tienes te será quitado”. ¿No te parece un
mensaje muy cristiano? Pues lo es: si compartes lo que tienes (espirar), la
vida, de manera natural, te dará más (inspirar). Sin embargo, si en vez de
compartir, acumulas y retienes, lo que tienes te será quitado por esa misma
vida y también de forma natural. Compartir es vivir; retener, sobrevivir. Compartir
forma parte intrínseca del Milagro que es la Vida... En el llamado “milagro de
los panes y los peces”, la clave es compartir. Bajo la influencia de la
percepción productivista y economicista todavía vigente, se le conoce como el
“milagro de la multiplicación”, pero en los Evangelios
–los cuatro canónicos lo narran– no se indica nada de que Cristo Jesús
“multiplicara” los alimentos. Sencillamente, invitó a compartir lo que se tenía
–cinco panes y dos peces– y fue así como hubo para todos –miles de personas–.
El milagro no es la multiplicación, sino compartir: comparte tus dones y talentos,
tu energía, tu amor, tu divinidad... Haz tuya conscientemente y disfruta
naturalmente la dinámica “fluir-recibir-fluir” que rige en la Creación en un
contexto de Abundancia.
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Una nueva entrega
de Recordando lo que
Es se publica en
este blog cada domingo.
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