Incluye en tu vida diaria la práctica de una
acción desprovista de toda noción de trabajo -obligación, carga, esfuerzo…- y
fundamentada en el desenvolvimiento de tus dones y talentos, con lo que,
además, llenarás de entusiasmo las otras actividades ajenas a estos dones que,
por el devenir de la vida y tu estado de consciencia, consideras todavía que es
preciso para ti desarrollar. Y llévalo a cabo desvinculando igualmente tu
acción de cualquier otra finalidad que no sea el gozo por el hecho mismo de
acometerla. Ahondando en la “dialéctica del amo y el esclavo” de Hegel, toma
consciencia de que el esclavo vive atado a la necesidad de buscar y pretender
una finalidad –meta, objetivo…- para sus actuaciones, mientras que el amo
–dueño consciente de su vida- despliega su acción por el deleite en sí de
practicarla, sin otro propósito que el propio gozo de llevarla a cabo y
compartirla. Lo que el esclavo hace, lo hace para algo con trabajo y esfuerzo.
El amo, en su hacer no haciendo –pues se halla liberado de obligación y
cargas-, no persigue nada, salvo vivir la Vida y gozarla.
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