Y así meditaba en voz alta
Abul Beka:
—Recuerdo la misma vida que modeló este cuerpo y lo sacó del mismo
cuerpo del planeta. Y a su imagen modeló muchos otros cuerpos para que el mismo
espíritu los usara como guantes, para sentir el calor de la experiencia.
Recuerdo las mismas estrellas, que han visto cómo nació este mundo y ahora ven cómo retoza, como los mundos niños, buscando el mismo latido que otros muchos buscan en el universo. Sintiendo con su corta edad las mismas tentaciones y cayendo como todos los de su edad en las mismas faltas.
»Y recuerden todos, porque la ignorancia del hombre es sentirse aislado, como la ignorancia de la cresta de una ola, que por un momento levanta su cabeza en la llanura del mar y cree no ser mar.
»Y recuerden todos ese camino, que, por muy recto que una dos metas, esclaviza a todos aquellos que no lo hicieron con sus pasos. Bendito aquel que toma el sendero más corto porque llegará antes.
»Mas benditos todos los que llegan, porque al llegar, verán el camino desde arriba, y fuera ya de él, verán el principio y el fin de la meta delante de ellos; porque una piedra nunca pensará en llegar andando a la montaña, pero la añora. Y tanto la añora que se mueve en sí misma, después repta, después anda, después vuela y después su pensamiento crea las manos que llegando a la cima la depositan en ella. Todo esto es el tiempo: deseo.
======================================================
Autor: Cayetano Arroyo
Fuente: Diálogos con Abul Beka (Editorial
Sirio)
Nota: En homenaje a la memoria de Cayetano Arroyo y Vicente Pérez Moreno,
un texto extraído de los Diálogos de Abul Beka se publica en este blog todos los
miércoles desde el 4 de octubre de 2017.
======================================================
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.