No estamos encerrados;
nos hemos dado un tiempo para vislumbrar una civilización más consciente y
respetuosa. No estamos encerrados, estamos alumbrando un mundo nuevo, estamos
recapitulando en qué hemos errado, cómo lo podemos hacer mejor. Hemos llegado a
un punto crítico y estamos reconsiderando nuestra forma de vida en el pasado.
Los tabiques eran mera
ilusión. No estamos encerrados porque estamos unidos, porque estamos más
centrados, porque hemos trazado una unión interna de corazones, estamos
pensando los unos en los otros, sintiendo cada quien desde su rincón la fuerza
de la Comunión.
Hemos logrado parar el
mundo. De repente se nos presenta a todos y todas a la vez, de forma
simultánea, la oportunidad de arrinconar lo accesorio, de volcar para dentro,
de diseñar otro futuro; de repente la oportunidad de plantarnos ante lo sustantivo
de la vida, de atender a las preguntas fundamentales, de mirar siquiera de
reojo el amanecer de la llamada muerte.
¿Sabremos aprovechar la
oportunidad? Éste era quizás el retiro, el recogimiento, la desconexión de lo
ordinario que colectivamente necesitábamos. No regalemos a Netflix y el
profundo sofá este privilegio. No sólo "play" y palomitas en esta
hora importante. Estamos en nuestras diferentes casas, pero a la vez conectados
en un mismo latido, sobre todo en un mismo anhelo, en una misma voluntad de
iniciar una etapa definitivamente diferente.
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Autor: Koldo Aldai (koldo@portaldorado.com)
Fuente: http://www.koldoaldai.org/
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