Y dijo Abul Beka:
—Un día de los muchos que forman un año, me acerqué a una charca
que había a un lado del camino. Me senté sobre una piedra para meditar.
»Estaba abstraído en mí mismo cuando se acercó una rana y dijo:
«Siento como una voz, como un susurro, como un eco lejano y no acierto a saber
de dónde viene. Siento algo a mi lado muy grande y no lo veo. Estoy sorda y
ciega. Mis oídos no van más allá de aquellos matorrales y mi vista no es mayor
que las dimensiones de mi charca».
»Yo la miré y le dije: «Hermana rana, si yo te abriera mi mundo,
llenarías todas tus ilusiones. Mas en mi estado me encuentro en la misma
incertidumbre que tú. Aunque mi vista se aleja más allá de todos tus horizontes
y mis oídos oyen más allá de tu mundo. Y sin embargo, ni oigo ni veo nada».
»Pero ella no me oyó, y tan sólo llegó un murmullo a sus oídos. Ni
me vio... porque tan solo apareció una sombra.
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Autor: Cayetano Arroyo
Fuente: Diálogos con Abul Beka (Editorial
Sirio)
Nota: En homenaje a la memoria de Cayetano Arroyo y Vicente Pérez Moreno,
un texto extraído de los Diálogos de Abul Beka se publica en este blog todos los
miércoles desde el 4 de octubre de 2017.
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