El
pensamiento sistémico es en pocas palabras, una rama de la filosofía de la Ciencia,
que está orientada a contemplar el mundo, la realidad que nos rodea, en su
globalidad, de modo holístico. En el extremo es aprender a ver el bosque y sus
características como bosque, aun renunciando a profundizar en los detalles de
cada árbol, aspecto que se deja al estudio de los especialistas. Ciertamente
por ello, el enfoque sistémico de la realidad requiere equipos
multidisciplinares, basado en un conjunto de especialistas en cada materia,
pero coordinado por generalistas que sepan comprender el conjunto del sistema
bajo estudio. Estos sin aquellos podrán alcanzar una visión más o menos global,
pero carente de profundidad. Aquellos sin estos, alcanzarán un alto
conocimiento de cada elemento o subsistema, pero serán incapaces de comprender
el conjunto.
Esto en
ingeniería se sabe muy bien, razón por la que en cualquier proyecto hay al
menos tres figuras, los ingenieros de detalle, los ingenieros de proceso y el
jefe de proyecto, los cuales trabajarán en las estructuras, en la funcionalidad
y en el ensamblaje y comprensión de las estructuras y funcionalidades.
Es
decir, el pensamiento sistémico resulta esencial si los seres humanos tratamos
de crear ingenios que puedan funcionar para el objetivo al que son diseñados.
Pero es también esencial si pretendemos comprender mínimamente el porqué, para
qué y cómo de los fenómenos naturales y sociales.
Y todo
consiste en comprender la estructura, de qué están compuestos los seres
inorgánicos, los organismos, los seres vivos, las estructuras sociales, es
decir, los “sistemas” de los que se compone la realidad que captan nuestros
sentidos y, una vez conociendo sus estructuras, saber y comprender sus
interrelaciones, cómo interactúan los elementos entre sí, lo que hace posible
la funcionalidad que observamos.
Los
seres humanos, tanto individual como
colectivamente tendemos a intentar forjarnos nuestra particular “visión del
mundo”. Cada uno de nosotros, en
nuestro fuero interno trata, yo así lo
intento, de lograr hacerse una idea
global de las cosas; esto es algo casi inconsciente.
Necesitamos comprender, en la medida
de lo posible el mundo
que nos rodea; y así, a lo largo
de nuestra vida,
nos vamos construyendo nuestro particular “modelo” de la realidad que nos envuelve. A fin de cuentas, la única forma de comprender la realidad que vivimos es
tratar de encajar las múltiples
piezas del descomunal puzzle de esa realidad, que captamos a través de los sentidos, y en el interior de nuestra mente,
reconstruir ese puzzle, de modo y forma que tenga coherencia, al menos para nosotros.
Como quiera que este proceso, que todos en mayor o menor parte desarrollamos, se basa fundamentalmente en la evidencia empírica fruto de nuestras particulares
experiencias, en nuestra educación, en nuestro legado cultural
y familiar, y en nuestras creencias,
de ahí surge que cada uno tengamos nuestra particular visión de las
cosas. Forjamos nuestro “imaginario” personal, que luego, y por razones de convivencia, se convierte en imaginario popular o social. Está claro que los chinos no tienen la misma visión
del mundo que nosotros, y la
mía es diferente, casi con seguridad, de la que pueda tener mi compañero de trabajo.
Cuando vemos dos realidades que se parecen,
inconscientemente tendemos a construir modelos
similares. Hacemos símiles. Así, quién no encuentra
parecido entre el equilibrio de un prestidigitador
en la cuerda floja y el extremado
cuidado que uno tiene que hacer en su
economía doméstica o en su negocio
para atravesar una época de apuros
económicos. “Estamos en la cuerda floja”, decimos. La idea de equilibrio inestable, un concepto
puramente físico, tiende a colarse de rondón en un proceso de gestión de recursos, que nada tienen en común – aparentemente-. Pero
decimos y explicamos, “es como si…estuviéramos en una cuerda floja”, por el riesgo de que un mal paso, dé al traste con todo el negocio. O quien no encuentra similitud entre
la muerte de un ser vivo y la quiebra
de una empresa. Ambos mueren. O quien no encuentra parecido entre la propagación de una epidemia y la propagación de un rumor. En ambos casos hay quien contagia y quien se deja
contagiar consciente o inconscientemente, hasta que la gente se vacuna en un caso con un medicamento y en otro mediante el conocimiento de la verdad.
Por aplicar
esta reflexión a una disciplina como la Economía, son tantas las evidencias
de que ésta tiene o presenta similitudes de
comportamiento con otros campos
de la Ciencia, que se vienen haciendo
serios intentos de formalizar esas evidencias en demostraciones palmarias de que es así. Se ha tratado de acercar los principios físicos
a la Economía. Se usa el concepto de entropía en las cuestiones económicas, como medida del caos interno. Se viene tratando de acercar los
principios que rigen en la Biología para explicar comportamientos de nuestro entramado social y
económico, “como si”.
Es decir, de alguna forma se tiene el convencimiento,
si no total, sí al menos parcial, de
que algo de verdad hay cuando comparamos
un modelo económico y otro biológico
o físico, y pensamos que “algo tienen en común”.
A lo
largo del Siglo XX, se ha consolidado
una escuela, ciertamente multidisciplinar
que ha abordado estas cuestiones, no
solo desde la Economía, sino en el
conjunto de la Ciencia y de la
tecnología. Es lo que ha fraguado en el desarrollo
de la Teoría General de Sistemas, y sus múltiples aplicaciones.
Concebida
y presentada en 1949 en su forma más
desarrollada por Ludwig Von Bertalanffy, biólogo vienés (1901-1972), la Teoría
General de Sistemas constituye la base
metodológica de lo que en la actualidad
denominamos “pensamiento sistémico”. Detrás de este concepto se esconde un cuerpo metodológico ciertamente complejo en herramientas matemáticas y de representación formal,
que entre otras cosas han permitido en el campo de la ingeniería un avance espectacular, pues los actuales diseños tecnológicos emplean los conceptos sistémicos
implícita o explícitamente.
Un
sistema queda definido como un conjunto
de elementos relacionados entre sí y que contribuyen a un fin concreto. Cada elemento en sí mismo puede ser a su
vez un sistema de orden menor, pero que relacionado con otros elementos,
de esa relación, surge una nueva entidad con
propiedades que emergen de esa múltiple interacción.
El motor de un automóvil es un sistema
compuesto por múltiples elementos (piezas)
relacionados entre sí que, puestas en
una bancada, hacen girar un volante.
Estamos ante un sistema.
Pero si
ese motor se coloca en un chasis
inerte, le aplicamos un sistema de
tracción y una carrocería, tenemos entonces una nueva entidad con propiedades que no obedecen a la suma de propiedades que tenían los diferentes subsistemas que
lo integran. Emerge una nueva entidad
que denominamos “coche”. Este nuevo sistema es capaz de moverse y
desplazarse a una respetable velocidad, sí se
introduce en él algún sistema de mando y control programado con objetivo final, esto es, bien un ordenador
autoguiado, un robot, o algo más sencillo,
un ser humano que sepa conducir. Entonces, y sólo entonces, tenemos un sistema
completo que denominamos “automóvil”. Ver las cosas de este modo es lo que se
denomina “pensamiento sistémico”.
Asociando
esta explicación al conocido ejemplo que Emilio Carrillo pone al hablar del
coche y conductor, en relación al ser humano, el coche es un sistema
“preparado” para cumplir su función, a falta de que le sea incorporado un
sistema de mando y control, con voluntad propia. Este es el conductor. Sin él,
el coche es un sistema inerte, sin capacidad de realizar la función para la que
está diseñado. Es decir, no solo hace falta la materia perfectamente
estructurada. Hace falta información que proceda de un sistema de mando y de
control.
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Autor: José
Alfonso Delgado (Doctor en Medicina
especializado en Gestión Sanitaria y
en
Teoría de Sistemas) (joseadelgado54@gmail.com)
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La publicación
de las diferentes entregas de Visión sistémica del
mundo se realiza en
este
blog, en el contexto del Proyecto
Consciencia y Sociedad Distópica, todos los lunes
desde
el 20 de enero de 2020.
Se
puede tener información detallada sobre los objetivos y contenidos de tal
Proyecto
por
medio de su web: http://sociedaddistopica.com/
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