Schopenhauer,
filósofo alemán del siglo XIX, analizó tan profundamente qué es eso de ser
feliz, que hasta se inventó un nombre, “eudemonología”, para designar el
estudio del arte de ser feliz en función de las posibilidades de cada sujeto.
En su libro El
arte de ser feliz desarrolla 50 reglas para acercarse a la tan ansiada
felicidad. He aquí una selección de las mismas:
Regla número 1:
Todos venimos al mundo llenos de aspiraciones a la felicidad y al goce y
conservamos la insensata esperanza de realizarlas, hasta que el destino nos
atrapa y nos muestra finalmente que nada es nuestro. La experiencia nos enseña
que la felicidad es pura quimera, y mientras solo cabe escapar del dolor. ¿Por
qué habría de ser necio procurar el disfrute del presente como lo único seguro?
Regla número 2:
Evitar la envidia. Sabemos cuán cruel e implacable es la envidia y, sin
embargo, nos esforzamos sin cesar en suscitarla en los demás. ¿Por qué?
Regla número 4:
La resumiría en: contén tus pretensiones en los límites de lo que posees.
Regla número 5:
La medida del dolor, o de su ausencia, está en nuestro interior y no en las
circunstancias externas, de modo que evitar ilusiones o comparaciones
injustificadas prepara tu ánimo para entender el conjunto de tu vida con
ecuanimidad inalterable.
Regla número 6:
Hacer con buena voluntad lo que se puede y tener la voluntad de soportar el
sufrimiento inevitable.
Regla número 7:
Reflexionar a fondo sobre una cosa antes de emprenderla y una vez llevada a
cabo no angustiarse con los resultados, sino desprenderse plenamente del asunto.
Regla número
10: Sométete a la razón si quieres someterlo todo.
Regla número
12: Nada será tan provechoso como comportarse de manera no llamativa y hablar
muy poco con los demás, pero mucho consigo mismo.
Regla número
13: Cuando estemos alegres, no debemos pedirnos permiso para ello con la
pregunta de si tenemos motivo para estarlo.
Regla número
14: La sabiduría de la vida se basa en una justa proporción entre la atención
que prestamos al presente y al futuro, para que la una no pueda estropear a la
otra.
Regla número
18: En todas las cosas que afectan a nuestro bienestar y malestar, nuestras
esperanzas y temores, hay que poner riendas a la fantasía.
Regla número
20: Debemos organizar la manera de pensar en nuestros asuntos de forma
fragmentaria; debemos poder abstraer, pensar, arreglar, disfrutar, sufrir cada
cosa en su momento y sin preocuparnos de todo lo demás; tener cajones que
abrimos y cerramos para nuestros pensamientos.
Regla número
22: Vivir feliz solo puede significar vivir lo menos infeliz posible.
Regla número
25: Debemos ver lo que poseemos como lo estaríamos mirando si alguien nos lo
quitara; sea propiedad, salud, amigos, amantes, esposa e hijos, la mayoría de
las veces sólo sentimos su valor después de haberlos perdido.
Regla número
30: La actividad de emprender o aprender algo es necesaria para la felicidad
del ser humano.
Regla número
32: Al menos nueve décimas partes de nuestra felicidad se basan exclusivamente
en la salud.
Regla número
33: Debemos llegar a dominar la impresión de lo intuitivo y actual, que nos
resulta desproporcionadamente fuerte frente a lo puramente pensado y sabido, no
por su materia y contenido, sino porque su inmediatez altera nuestro ánimo y
tranquilidad.
Regla número
34: Cuando analizamos nuestra vida y nuestros fallos en ella podemos excedernos
fácilmente en los reproches contra nosotros mismos.
Regla número
35: Lo que más frecuentemente y casi forzosamente descuidamos y dejamos de
tener en cuenta en nuestros planes de vida son las transformaciones que el
tiempo opera en nosotros mismos.
Regla número
38: Para bien y para mal es mucho menos importante lo que le sucede a uno en la
vida que la manera en que lo experimentamos. Para la felicidad de nuestra
existencia, el estado y la condición de la conciencia es absolutamente lo
principal.
Regla número
39: Debido al poder secreto que preside los sucesos más azarosos de nuestra
vida, deberíamos acostumbrarnos a considerar todo acontecimiento como
necesario, un fatalismo que resulta tranquilizador.
Regla número
40: En lugar de especular sobre las posibilidades favorables, inventando cien
esperanzas ilusas, todas preñadas de decepción si son incumplidas, deberíamos
centrarnos en todas las posibilidades adversas. Eso nos llevaría a tomar
precauciones.
Regla número
42: Una de las insensateces mayores y más frecuentes es hacer amplios
preparativos para la vida, no importa de qué tipo sean. La vida vista desde el
principio parece infinita, o cuando se mira atrás, desde el final del camino,
parece extremadamente breve.
Regla número
43: Aquel que fue ricamente dotado por la naturaleza no necesita obtener del
exterior nada más que la libertad del ocio para poder disfrutar de su riqueza
interior. Únicamente lo interior, la conciencia y su estado son el yo y solo en
él se halla nuestro bienestar y malestar.
Regla número
44: La mayor fortuna está en la personalidad.
Regla número
45: Como Aristóteles define: la vida filosófica es la más feliz.
Regla número
47: Entre lo que uno tiene, los amigos ocupan un lugar principal. Mas esta posesión
tiene la particularidad de que el poseedor tiene que ser en la misma medida
propiedad del otro.
Regla número
49: Una existencia feliz sería aquella que objetivamente, según una reflexión
fría y madura, fuera decididamente preferible al no ser.
Regla número
50: Toda realidad, es decir, todo presente colmado, consiste en dos mitades, el
objeto y el sujeto, en una combinación tan necesaria y esencial como la del
oxígeno y del hidrógeno en el agua.
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Autora: Caridad Oliva (colivacontero@hotmail.com)
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