Siempre, desde niña,
he sentido la tendencia hacia lo eterno,
hacia lo que no termina nunca...
Ahora, en esta etapa maravillosa de mi vida,
he descubierto que lo eterno
es el final de cada instante,
con todo lo que él encierra,
y el comienzo de otro desconocido...
Es la aceptación amorosa de, lo que llamo,
incertidumbre y evolución en el misterio.
Es dejar que todo nazca y muera
para seguir viviendo de otra forma.
Es dejar que te amen a su manera.
Es vivir el pequeño o gran amor que te brindan.
Es desear que cada cual experimente,
que sea feliz contigo o sin ti
porque tu, al SER, lo tienes todo.
Es volar libre,
gozando de lo que la
Vida te ofrece,
sin pedir que sea eterno.
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Autora:
Concha
Redondo Tarodo
(concharedondo@gmail.com)
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