La
creencia en el tiempo te lleva a abandonar de forma inconsciente lo real -el
momento presente- y a viajar mentalmente hacia lo irreal -el pasado y el futuro-,
perdiendo la conexión con lo que estás verdaderamente viviendo… Es muy sencillo:
+El aquí-ahora es tu espacio sagrado de libertad. En
él creas –tú y solo tú– las actitudes y, a partir de ellas, las acciones con
las que vives cada una de las experiencias (vivencias, situaciones, hechos, circunstancias…)
que se suceden en el día a día.
+Consciente de ello, observa la frecuencia vibracional
–el sabor profundo, el tono, el perfil- de las actitudes que creas de instante
en instante ante las experiencias de la vida cotidiana. Y, en tu esfera de
libertad, modula dicha frecuencia para que tanto esas actitudes como las
acciones que de ellas derivan sean coherentes contigo mismo -con lo que
realmente eres- y con lo que sientes de corazón en ese preciso instante.
+Sin embargo, la creencia en el tiempo te saca de la
realidad (ya no estás ahí, sino viajando en el
tiempo). Y, sin darte cuenta, dejas de actuar en el momento presente de manera
consciente y coherente. En lugar de ello, debido a tu ausencia, lo que deberían
ser actitudes y acciones realmente tuyas son sustituidas por meras reacciones
inconscientes y respuestas automatizadas generadas por el ego y los sistemas de
creencias que han metido en tu cabeza.
La vida -la tuya y la de todos y todo- es el
aquí-ahora. ¡Ya está! Lo que denominas tiempo es una interpretación tridimensional,
parcial y ficticia de la vida y la existencia. Observas los ciclos de la vida y
pretendes medirlos en términos de tiempo (segundos, minutos y horas; semanas, meses
y años…). Pero no te das cuenta de que con ello caes en una ilusión: el ritmo
que impulsa y subyace en cada ciclo siempre es el mismo, idéntico, y no puede ser medido, sino vivido
en el aquí-ahora. Y si pretendes medirlo, ocurren dos cosas: primero, ya no lo
vives, pues te sales del aquí-ahora; y, segundo, la medición, por más que
parezca certera según el reloj o el calendario, jamás será objetiva y
verdadera, sino que dependerá del observador que hace la medición (por ejemplo,
según tus vivencias en el momento presente, diez minutos pueden ser para ti muy
largos o muy cortos) y, por tanto, subjetiva y falsa. Hasta la ciencia actual
lo pone de manifiesto y la física cuántica habla con claridad de lo inaceptable e
inapropiado de la creencia en el tiempo inserta en tu cabeza. Pero te han
condicionado desde la infancia y te manipulan permanentemente para que
continúes en esa creencia. Y, a partir de ahí, el “acto de pensar” se
transforma en el “proceso de pensar”. Que entiendas esto es crucial:
+El “acto de pensar” se produce en el
aquí-ahora y va ligado a las actitudes y acciones que conscientemente creas en
ese espacio sagrado de libertad.
+Sin embargo, la creencia en el tiempo
trastoca y convierte el “acto de pensar” en el “proceso de pensar”. En este, el momento presente -lo real- deja de existir y el tiempo -una
mentira- ocupa su lugar. Así, tu atención pasa a situarse en lo que teóricamente
pasó, en lo que imaginariamente podría haber pasado o en lo que hipotéticamente
podrá pasar… En definitiva, en escenarios y situaciones distintos de los que se
corresponden y articulan con lo que estás viviendo, con el aquí-ahora.
+De este modo, tus actitudes y acciones conscientes
desaparecen y son reemplazadas por reacciones inconscientes y respuestas
robotizadas ligadas a los sistemas de creencias que han insertado en tu mente.
Una nueva entrega de Recordando lo que Es se publica en este blog cada domingo.
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