Aún tu nombre genera rechazo,
teñido y opacado por creencias,
dogmas y religiones;
cómo no iba a generar rechazo
si todo en el mundo es rechazable,
cuestionable, condenable…
Cómo no ibas a serlo tú,
un hombre como tantos en la forma,
un hombre como tantos en la forma,
sin espacialismo,
un hombre que escuchó
la Voz del Silencio,
la Voz de la Unicidad
que es a lo que más se teme
en la dualidad...
Cómo no ibas a serlo tú,
la Voz del Amor
que es lo que somos,
que es lo que Soy...
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Autora: Silvina
Garrido (garridosilvi@gmail.com)
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