La evolución
según la ciencia y el ocultismo
En la idea de la
evolución, tal como lo explica la
Ciencia , los cambios en las formas se atribuyen al esfuerzo
de las distintas modalidades de vida para adaptarse a su ambiente. Sin embargo,
para la Teosofía ,
la vida es un principio independiente que utiliza materia y fuerza para
expresarse en el plano físico y las formas existen para que la vida que las
anima pueda expresarse. Y cambian para atender a las demandas crecientes y
diversas de esa vida que quiere expresarse más plenamente: la vida toma para sí
forma tras forma y, gracias a los estímulos que recibe por medio de ellas,
desarrolla y manifiesta gradualmente sus posibilidades latentes. Las formas
mueren y desaparecen, pero la vida que funcionó por medio de ellas crece más y
más.
Así pues, detrás
de los cambios en las formas hay una vida que evoluciona continuamente por
medio de esas diferentes formas que utiliza en sus distintas etapas de
evolución.
La evolución
y el propósito de la naturaleza
La infinita
variedad de formas en constante aparición y destrucción muestra que la Naturaleza tiene un propósito
claro e inteligente. Y nos enseña la perfección que hemos de alcanzar algún día
y los peldaños de la escala por los cuales ascendemos hacia esa perfección. La Naturalza nos ofrece la
certeza de nuestro triunfo final sobre todas nuestras limitaciones y para
desarrollar todos nuestros poderes y facultades con confianza. Este libro tiene
por objeto tratar lo que en la
Teosofía son las distintas etapas en esa larga ruta que
conduce a la perfección.
Una perfección
que es ilimitada en el sentido de que no existe límite alguno para el
desenvolvimiento gradual de la
Vida Divina , que se manifiesta en el Universo en una infinita
variedad de formas. No hay un punto en el que pueda decirse que se ha alcanzado
la perfección final.
Sin embargo, para
la humanidad sí hay un punto que marca el límite del reino humano. Se alcanza
cuando la obligación de la reencarnación ha terminado. Entonces, se pasa de la
etapa humana a la
Superhumana y, de ahí en adelante, la vida y la evolución continúan
en planos super-físicos.
No podemos saber
lo que esto supone mientras no lo experienciemos nosotros mismos. Las
realidades de la vida superior no pueden conocerse sino por experiencia directa
y ninguna descripción verbal sirve para comprenderlas como realmente son.
Mientras sigamos en el reino del intelecto, sólo captaremos débiles señales o
reflejos de ese oculto esplendor que es totalmente inconcebible y sólo puede
ser realizado hasta cierto grado en el corazón cuando lo permite nuestro
desarrollo interno.
El proceso de la evolución
Expongamos algunas
cuestiones básicas sobre el vasto proceso de la Evolución :
+Cualquier tipo de vida que vemos en manifestación proviene de la Esencia Divina Una
y, tras desarrollar todas sus potencialidades, se sumerge otra vez en esa
Fuente Divina. Todas las cualidades y poderes que asociamos con la Perfección Divina
están latentes cuando la vida surge de su Divino Origen, en estado germinal,
tal como un árbol está oculto en su semilla. Esas cualidades se van
desenvolviendo lentísimamente gracias a los impactos del exterior que proveen
la fuerza evolutiva y a la constante presión que la Voluntad Divina
ejerce desde adentro. Y cuando la vida, después de alcanzar su perfección,
vuelve a fundirse conscientemente en la Divinidad , todas las cualidades y poderes
pertenecientes a esa etapa particular de evolución están completamente
manifestados.
+Nuestro sistema solar es de constitución séptuple: además del
mundo físico conocido por nuestros sentidos corpóreo-mentales, existen otros
seis mundos o planos de materia progresivamente más sutil que interpenetran el
mundo físico. Al plano inmediato al físico, al cual pasamos durante el sueño y
después de la muerte, se le llama astral o “emocional” porque se relaciona con
nuestras emociones, sentimientos y deseos. Al siguiente, en el cual pasamos la
mayor parte del tiempo en el período entre dos encarnaciones, se le llama
“mental” y se relaciona con nuestros pensamientos. Luego vienen sucesivamente
los planos Búddhico (Intuicional), Atmico (Volitivo), Anupadaka (Monádico) y
Adi (Divino). Estos cuatro mundos se relacionan con nuestro ser espiritual
eterno y son la fuente de nuestros más altos conocimientos y poderes
espirituales.
+Cada persona y cada forma de vida están conectadas de cierta
manera con estos siete planos. Concretamente, en el caso del ser humano, se da
la particularidad de que cuenta con un vehículo de consciencia para cada uno de
los planos citados. Su vida tiene sus raíces en el plano más elevado y fluye
desde ese centro a través de todos los vehículos que lo conectan con los
diferentes planos, impulsando su desarrollo gradual hasta que e1 fragmento
Divino está completamente desarrollado, omnipresente, omnipotente y omnisciente
en todos ellos.
+Los siete planos reseñados no son círculos cerrados, sino que se
interpenetran e interrelacionan. Y el rayo de la consciencia Divina que
representa a una Mónada, pasa a través de ellos y energiza un juego completo de
vehículos que la conectan con los diferentes planos. Imaginemos todos los
vehículos de una Mónada particular como ensartados en este hilo de consciencia,
que de esta manera los unifica a todos a pesar de las tremendas diferencias de
sus modos de funcionar. A medida que avanza la evolución, los diferentes
vehículos, empezando por el físico, se desarrollan y capacitan para servir
mejor a la Mónada
en los planos sucesivos.
Fuente: El Conocimiento de Sí Mismo, de I.K. Taimni
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Las Reflexiones Teosóficas se publican en este blog cada domingo,
desde el 19 de febrero de 2017
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