Todo lo que no sea
atma, es ilusión.
Ilusión hace
referencia fundamentalmente a transitoriedad, impermanencia.
Lo real es la Unidad de la Vida. La vida, sea cuales sean sus manifestaciones, es lo real y
permanente.
Esta percepción es
un estado de consciencia y no se alcanza por las acciones, aunque estás puedan
ayudar en el proceso.
Hay cuatro grandes
cualidades (son las que recoge Krishnamurti en “A los pies del Maestro”) que
impulsan ese estado de consciencia: discernimiento, amor, desapego y buena
conducta.
La buena conducta
incluye otras seis cualidades: concentración, desprendimiento o desapego de los
objetos externos, ausencia de deseos, paciencia o tranquilidad, fe y meditación
y absorción en uno mismo.
Hay dos grandes
pilares del desarrollo espiritual: desapego y firme propósito o determinación
de obtener la liberación y superar la condición de limitación. Con ambas, todas
las cualidades producen grandes resultados. Sin ellas, poco resultado dan.
Hay que querer y
no querer al mismo tiempo, es decir, no estar ansioso por el resultado de lo
que quiere. La base está en hacerlo porque se sabe que es lo correcto, no para
obtener algo para uno mismo.
Entre los
instrumentos de emancipación, el supremo es la devoción. Esta es fundamental
para percibir la unidad de la vida.
Nada temas. El
miedo es una reacción del animal en nosotros. Lo que necesitamos es la conexión
con lo divino en nosotros. Y el miedo nos traba.
Uno no puede
curarse de una enfermedad mencionando el nombre del remedio. Hay que tomarlo. Hay
que disciplinarse, meditar, etcétera. Y no hablar.
Si la verdad es
suprema es desconocida, el estudio es inútil. Y cuando la verdad suprema es
conocida, también. Se necesita desarrollar la intuición.
Desapego de la mente
de los objetos transitorios y desarrollo de las cualidades. A partir de ahí, el
estudio, con la siguiente reflexión y meditación sobre lo estudiado, sí es
fundamental.
De las cualidades
de las Gunas, que son las de la materia, “rajas”, ligada a la acción (rabia,
codicia, lujuria, arrogancia, malicia, personalismo, celos, envidia…), es la
causa del apego; “tamas”, asociada a la inactividad (ignorancia, pereza,
ensoñamiento, ilusión, falta de juicio…), hace que uno vea equivocadamente, de
manera errónea; y satva (pureza, percepción de atma en nosotros, suprema
tranquilidad, contento, alegría, concentración de mente, ananda…) que es la
puerta de la liberación cuando va unido a las cualidades antes citadas.
Pero hay algo
eterno que está más allá de rajas, tamas y satva. Ese algo eterno es como el
aire en el interior de una jarra: si la jarra se rompe, el aire sigue. La jarra
son nuestros vehículos, que tienen cada uno su función, y tenemos la tarea de
descubrir lo eterno en nosotros. Con la mente bajo control, percibe atma en ti
y mantente tranquilo y en equilibrio con la percepción de aquello que no nace y
no muere.
Cuando lo que
oculta lo eterno es removido, lo eterno resplandece. La falsa convicción de que
somos el cuerpo constituye la semilla del dolor.
Pero si manas, la
mente, es quien nos aferra a la personalidad, manas es también quien nos puede
soltar. Cuando manas de da cuenta de que el apego es la fuente de dolor, se separa
de las falsas creencias. Con discernimiento y desprendimiento, tal como se expresa
en los Sutras de Patañjali, percibimos que somos “aquello”, lo que no tiene
nombre y es todas las cosas.
La aspiración que
tenemos con relación a atma disminuye con los deseos. Pero los deseos pueden
ser destruidos por nuestra constate devoción a atma. La noción del yo y las
Gunas ocultan el tesoro que todos poseemos en nuestro interior.
Es a través de
este estado de percepción como uno va logrando la felicidad búdica, Ananda.
¿Qué hacer con el
karma? Vivir transciendo todos los objetos perceptibles, realizando la única
verdad y controlando tus órganos externos e internos. Pasa por el karma
manteniéndote en el contento y el karma se termina.
Cuando controles
la percepción de los objetos externos se obtiene la tranquilidad de la mente.
De esta nace la clara visión del Logos. Por esta se destruye la esclavitud de
la existencia condicionada. El control externo es comienzo del camino hacia la
liberación.
Nos volvemos en aquello
que meditamos. Meditemos en la Unidad de la Vida.
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La Joya del Discernimiento (Viveka Chudamani):
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