Hay una ley que es muy sencilla de comprender: la crítica y
el desgaste energético son directamente proporcionales. Cuanto más critiques,
te quejes o enjuicies, mayor es el desgaste energético que se produce en ti y
repercute en todo tu ser. Por tanto, cuanto menos critiques, menos desgaste
energético tienes. O mejor aún, sin crítica no hay desgaste.
Pregunto:
¿ha merecido la pena ponerse a criticarse, quejarse de lo “mal” que están las
cosas, o establecer juicios razonadamente basados o no sobre determinadas
acciones que hiciste o no? Yo tengo clara la respuesta, pero la has de detener
tú. Porque una cosa es reclamar algo que te pertenece, acorde a formas y usos
no dramáticos y sin hostilidad, sino razonando con argumentos y pruebas, y otra
es el famoso derecho, bien tonto por cierto, al pataleo y al berrinche.
Imagínate
por un momento en una de esas circunstancias donde has tenido un gran berreo
acompasado de todo tipo de muestras gestuales, a la vez que se ha sazonado con
gritos y chillidos. ¿Qué ganaste? Piénsalo. Si eres siner@ reconocerás que no
ganaste nada. Al contrario, perdiste muchísimo. Luego te encontrabas mal
contigo mism@. Llegaba el llanto y el arrepentimiento de haber perdido los
estribos…. Y llegaba el tremendo desgaste puro y duro, tuvieras o no razón en
aquella acción, que conste.
Pero
si cambias, si dejas de tener esos comportamientos absurdos propios de un ego
que se siente atacado y que ha de defenderse como sea, incluso dañando a quien
sea, pero que no se da cuenta que a quien más daña es así mism@… Si cambias,
cambian muchas cosas en ti. Y lo más importante es que no hay desgaste, de
entrada, pero al no haber desgaste lo que se produce es una alta ganancia
energética, un subidón por el control obtenido en tu acción en dominio, sin
pérdida alguna.
Esto que menciono es el secreto de la
puesta en acción del verbo aceptar. Porque cuando se acepta de verdad algo, sea
lo que sea, se le deja ser tal y como es. Y al hacer eso no hay crítica, ni
quejas, ni enjuiciamientos. Que aceptes algo no quiere decir que tenga que
gustarte, no. Sólo que aceptes que algo es como es, pese a que no guste. Pero
si aceptas, controlas, te controlas y no pierdes, sino que ganas.
Y pese a que
puedas observar, aún, que algo es imperfecto, acéptalo, déjalo estar, y sigue a
lo tuyo, a la perfección de tu nivel energético creciente en el Amor. Que lo
demás sobra mucho y es mejor vaciarlo. Porque imagino (y hago un símil no una
crítica con el siguiente ejemplo) no creo que se te ocurra salir del retrete
con el cubo lleno de las sobras para ventilarlo ¿no? Pues deja el saco de las
quejas, las críticas y los enjuiciamientos allí, que aquí y ahora toca
disfrutar de la aceptación de lo que ya es perfecto pero que quizá, sólo quizá,
no lo percibes todavía.
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Autor: Deéelij
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