Intenté –adrede- quedar mal.
Me des-apegué de los juicios de los demás sobre mí.
¡Qué liberación!
Entonces… paradójicamente, todo empezó a estar bien.
La vida se equilibró.
Con cero pretensiones y mucha autenticidad.
Ya no seré lo que tú quieres que sea,
Pero seré yo.
Al no necesitar tu aprobación,
Soy más libre, sólo a mí debo dar cuentas.
Lo único que me debo es ser auténtico,
Aunque esto moleste a los que no lo son.
Concordar conmigo solo ya.
Y al concordar conmigo, contigo también concuerdo.
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Autora: María Ferrer (mariafconciencia2@gmail.com)
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