Dentro del momento
evolutivo, consciencial y experiencial
que estoy viviendo, me he encontrado con algo nuevo… al fin vislumbro mi
desconexión de-con la mente.
Sí, lo sé. Puede que suene
mal, pero a mi Ser le gusta: ”De- con la mente”. Aún no alcanzo muy bien a
entenderlo, pero no importa, porque de eso se trata, de no querer saberlo todo; sino de fluir y sentir más que
de comprender.
Si caminamos sólo por el
sendero de la comprensión, no tendremos acceso a la desconexión de-con nuestra mente porque
estaremos caminando por la vida encadenados a ella y a las limitaciones que con
ella arrastramos. En estos últimos días, he podido experimentar esta
desconexión en muchos momentos. Al fin he podido sentir que mi mente no
conducía mi vehículo y que dejaba espacio para mi propia libertad.
Sinceramente, al principio
de suceder esto, observé que tenía muchos olvidos, puede que quizás demasiados,
pero al fin me concedí el regalo. Al desapegarnos de la mente, dejamos de
controlar cualquier cosa que sucede a nuestro
alrededor. No piensas qué tienes que hacer, cómo debes actuar, ni lo que
están pensando o pensarán de ti cuando vean que estás en la inopia. Si somos
capaces de trascender todo esto, encontraremos ese primer y pequeño espacio
para conectar con el inicio de la verdadera libertad del Ser.
Supongo que ahora os preguntaréis: ¿cómo lo he conseguido? A lo que os responderé que ni siquiera me lo había planteado, simplemente ha llegado.
Mi único objetivo era
profundizar hacia mi verdadero SER, volver a encontrarme con ÉL. Volver a
sentir el aroma de lo auténtico, lo sencillo y lo bello. Llegar a conocer lo
que todos SOMOS en nuestro origen. Algo parecido a reencontrarse con la CONSCIENCIA MISMA
en estado de no-consciencia, como si acabásemos de nacer.
Supongo que todos tendremos
algún recuerdo de nuestra niñez donde te sentías UNO con TODO y donde todo a tu
alrededor estaba bien. O puede que no lo tengamos en nuestra memoria, pero seguro
que se podría encontrar desde la conexión con nuestro SENTIR desde el corazón,
desde la PURA ESENCIA.
Siento que es posible llegar a este momento sintiendo, desapegándonos del
pensar de la mente, desapegándonos del querer controlarlo todo y saberlo todo.
Fluyendo y dejándonos guiar por la vida misma, desde el corazón.
Eso sí, es muy importante
comenzar este camino desde el Amor a uno mismo. Si no conectamos aunque sea en
una mínima parte con este AMOR, la vida nos guiará por terrenos tortuosos y
menos agradables.
Es también fundamental en
este proceso la meditación diaria, aunque sólo sean unos minutos, porque no
podemos pretender desconectar de la mente, si no nos damos el permiso cada día
para hacerlo. Aquí es muy importante la perseverancia y la constancia a pesar
de las obligaciones autoimpuestas cotidianas. Darnos el permiso para descansar
en nuestro SER, en nuestra ESENCIA. Ni las mejores vacaciones que podamos
imaginar, superan la plenitud del momento en el que no permitimos SER desde la
desconexión de-con la mente y la reconexión con la Fuente. Es como si
llevásemos una mochila de 100Kilos en nuestra espalda y nos la quitásemos para
seguir caminando. Es obvio que disfrutaremos mucho más del camino, ¿verdad?
Después de subir al cielo,
hay que bajar a la Tierra.
¡Maravillosa Gaia que nos sustenta y nos abraza cada día aportándonos lo que
realmente necesitamos! A veces, lo que necesitamos es muy diferente a lo que
creemos que pudiésemos necesitar. Y otras veces, no tenemos lo que nos hace
falta por no sentirnos merecedores de alcanzarlo.
Hemos de dar GRACIAS a
diario por la Tierra
que nos sustenta y nos acoge en su
regazo.
Así que con la plenitud y
el gozo de estar en el Cielo, hay que volver a poner los pies en la Tierra , volviendo a usar la mente para lo cotidiano, pero ya
habiéndonos concedido ese pequeño o gran espacio para que también conduzca y
nos guíe nuestro CORAZÓN.
Esto nos lleva al mismísimo
EQUILIBRIO en la vida, tan fundamental como la RESPIRACIÓN misma.
Equilibrio, respiración,
meditación, sentir desde el corazón… estas pueden ser unas buenas herramientas
para acompañarnos en el viaje, este maravilloso e inquietante viaje que nos
lleva a nosotros mismos y nos acerca a la CONSCIENCIA.
Sin siquiera darnos cuenta, a la vez que vamos profundizando en nosotros mismos, iremos subiendo peldaños en la escalera o quizás estaría mejor expresado si decimos que iremos sumergiéndonos más y más en la inmensidad de
Hasta entonces, ¿dónde
podemos encontrarnos mejor que en nuestro propio regazo?... ¡PUES ERES-SOMOS UN
MARAVILLOSO SER!
¡GRACIAS por permitirme
SER!
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Autora: Inmaculada Perea Salguero (impesal2012@gmail.com)
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