A lo largo de
la historia de la Humanidad ,
la libertad ha sido conceptualizada y contemplada de muchas maneras. Pero lo
cierto es que la libertad no es sino la falta de miedo. Esta es la auténtica
definición de libertad: la ausencia de miedo. Y una persona completamente libre
es aquella que carece absolutamente de miedos. Por tanto, la libertad no se
puede vivir ni disfrutar si no es por la vía de dejar atrás y superar todos los
temores e inseguridades que suelen jalonar y presidir la vida humana. ¿Cómo
vivir en tal estado de libertad? Pues no se trata de hacer o conseguir algo.
Es, simplemente, cuestión de consciencia acerca de nuestra naturaleza divina, infinita
y eterna: ser conscientes de lo que realmente somos (Conductor) y vive y mora
en el yo físico, mental y emocional (coche) que nos permite vivenciar la
experiencia humana. A esa toma de consciencia es a lo que se refiere el célebre
“conócete a ti mismo” atribuido a los sabios de la Grecia clásica. Lejos de conocerse
a sí mismas, numerosas personas viven en la inconsciencia de su verdadera
naturaleza y se identifican con el citado yo físico, mental y emocional. Y tal
identificación las lleva, a su vez, a verse como un “sujeto” distinto y
separado de todo aquello que les rodea, de la vida y de una “realidad” –los
demás, las cosas, el mundo…- que perciben como “objetos” separados y fragmentados con relación a uno mismo. Ahora bien, el término sujeto significa, literalmente, “estar
sometido”. Y, de hecho, la visión de uno mismo como sujeto coarta e impide
intrínsecamente la libertad. En cambio, el conocimiento de uno mismo desborda
cualquier subjetividad y diluye la idea de sujeto. Con lo que, a la par, se
desvanecen todos los objetos... Quedan atrás todas las separaciones y
divisiones entre lo que soy y la realidad: sujeto y objeto se funden y diluyen y lo Real se muestra y desvela en su genuina dimensión y
autenticidad. Y la Vida y lo que concebía como yo se fusionan y unifican, disolviéndose cualquier noción de yo y pasando a ser mi vida la Vida misma en su totalidad, integridad y unidad, sin ningún yo, me, mí, mío o mi.
Emilio Carrillo
Sin
mente, sin lenguaje, sin tiempo (http://www.sinmente.com/)
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