En este
momento de paz,
Ante ti me
inclino.
Dejo toda
acción,
Toda emoción,
Todo deseo,
En tus manos.
Entrego el
don más preciado,
El tesoro que
tanto he resguardado,
Aquel que
tanto he amado.
Es cuando
levanto el rostro,
Es cuando la
Luz ilumina,
Cada rincón
de mi ser.
Es cuando la
Voz del SER,
Retumba
dentro,
Muy adentro,
Es cuando
comprendo,
Que nada
entregué,
Que nada
guardaba,
Que nada era
yo,
Tan sólo una
ilusión,
Un ardid de
mí mismo.
Nunca hubo
nadie separado.
Nunca hubo tú
y yo,
Siempre fue
la Fuente,
La
Consciencia,
La Diosa,
Dios,
Experimentándose
ASÍ MISMO.
¡ESA SIEMPRE
FUE LA IDENTIDAD REAL!
¡ESA LA
ÚNICA IDENTIDAD!
¡TODOS
SOMOS ESO!
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Autor: Matías Márquez (gaudapada@hotmail.com)
Fuente: De su próximo libro Crisol de Amor
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