Y las palomas parecían notas blancas en el
azul del cielo, como las palabras de Abul Beka eran notas de armonía en el
silencio de la tarde.
Y le
preguntaron:
—Maestro,
¿cuál es tu nombre?
Y
les dijo:
—No
me limitéis poniéndome nombres. Bien tenéis con poner nombre a este cuerpo que
visto y a este papel que hago de cara a la existencia.
»Solo aquellos que se trasciendan a sí mismos y se conozcan en sí mismos sabrán mi nombre; porque es mi nombre el que mora en todos los corazones.
»Muchos son los que han venido a esta Escuela del Mundo y han sido confundidos por sus nombres y han sido adorados en sus nombres; mas no en la verdad que dijeron y que es la que encierra su verdadero nombre.
»Sabed que tan solo se sabe el nombre de un camino cuando se recorre. Andad pues mi camino y sabréis mi nombre. Mientras tanto haceos amigos del silencio, porque mi nombre es hermano del silencio.
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Autor: Cayetano Arroyo
Fuente: Diálogos con Abul Beka (Editorial Sirio)
Nota: En homenaje a la memoria de Cayetano Arroyo y Vicente Pérez Moreno,
un texto extraído de los Diálogos de Abul Beka se publica en el este
blog todos los
miércoles desde el 4 de octubre de
2017.
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