Y
vino hasta él una madre y traía alrededor a todos sus hijos.
Entonces,
los que venían con él le dijeron:
—No
hables con esa mujer porque tiene mala fama y no tiene marido.
Y él
les dijo:
—Os
vanagloriáis de comentar el mal ajeno y vuestras lenguas se deleitan contando
cómo vuestros hermanos cayeron frente a los obstáculos que les puso la vida.
»¡Cuántas
espinas os encargáis de hincar en sus corazones ya dolidos; y cuántas penas
añadís a sus muchas penas!
»¿Cuánto
tiempo tardará la Tierra en desprenderse de la semilla de la crítica y la
calumnia y arrancarla de golpe del corazón del hombre?
»Venís
y criticáis a los primitivos, y a otros pueblos que ponen en la calle a sus
pecadores y públicamente los apedrean para limpiar sus conciencias en ellos.
Vosotros no tiráis piedras, mas tiráis palabras, armadas de espinos, que son
peores que piedras.
»Vosotros
no dais la cara, mas por la espalda levantáis falsos testimonios hasta hacer
una barrera que impide a muchos andar. Los que así actuáis sois dignos de la
lástima del cielo porque no merecéis llevar lengua.
»Mirad
que la lengua puede hacer más que todo el fuego del mundo unido y más aún que
todos los torrentes de las sierras desatados.
»Cuidaos
pues y cuidad a los demás. Arropadlos y comprendedlos. Y en verdad os digo que
entonces también vosotros seréis comprendidos y amados.
Y tomando a la mujer y a sus
hijos, los llevó consigo.
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Autor: Cayetano Arroyo
Fuente: Diálogos con Abul Beka (Editorial Sirio)
Nota: En homenaje a la memoria de Cayetano Arroyo y Vicente Pérez Moreno,
un texto extraído de los Diálogos de Abul Beka se publica en este
blog todos los
miércoles desde el 4 de octubre de
2017.
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