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20/6/18

Los inmigrantes/refugiados, ¿buscan una mejor vida o, simplemente, no quieren perderla?


La imprescindible atención humanitaria a los inmigrantes/refugiados no debe ignorar o silenciar las causas que los fuerzan a serlo

La llegada a España del barco Aquarius ha vuelto a poner en el primer plano de la escena pública la realidad, tan cruel como constante, de los inmigrantes/refugiados. Y para cualquier persona con un mínimo de corazón, la atención humanitaria a los mismos no es objeto de discusión. Bienvenida sea, por tanto, la que se está proporcionando a todos los que arribaron al puerto de Valencia.

Ahora bien, la atención humanitaria no es suficiente, pues si nos quedamos ahí estaríamos contribuyendo a silenciar las causas que fuerzan a esos inmigrantes/refugiados a abandonar sus tierras. Máxime cuando se ha extendido la falsa creencia de que son razones económicas las que los impulsan a ello.

No es así. Más del 80% huyen de guerras. Sus parientes han sido asesinados y sus hogares destruidos. Así concluye un estudio realizado por la Universidad de Middlesex de Londres en 2015. Es Asia el continente con más hambrientos del mundo; e India cuenta con 200 millones de hombres, mujeres y niños en la pobreza más absoluta. Pero no se ven avalanchas de indios llegando al primer mundo en pateras.

Sólo una guerra -o sea, la muerte casi segura y violenta- es capaz de forzar a millones de personas a cruzar mares, montañas y desiertos, arriesgando la vida. Las cerca de 56 millones de personas que desde 1991 (el fin de la URSS) hasta hoy han tenido que abandonar su hogar en Oriente Próximo y África por las guerras de conquista encabezadas por Estados Unidos, no han elegido su destino, ya que no tienen control sobre ello: dependen de quienes los llevan y las tierras que les acogen.

El “caos creativo” para inventar una África a la medida

La misma procedencia de las 630 personas que subieron al Aquarius muestra el nexo directo entre la actual migración con el nuevo saqueo militarizado de África por parte de la OTAN (a la que, paradógicamente, España, país que las acoge, pertenece). Las economías occidentales en recesión necesitan recursos naturales baratos y también nuevos mercados: “Proteger el acceso a los hidrocarburos y otros recursos estratégicos que África tiene en abundancia y garantizar que ningún otro tercero interesado, como China, India, Japón o Rusia, obtenga monopolios o trato preferencial” es uno de los objetivos de la militarización de África, confiesa el director del Centro del Consejo Atlántico para África en Washington, Peter Pham.

Bajo el pretexto de la “lucha contra el terrorismo”, “estabilizar la región”, “misión humanitaria" o “mantenimiento de la paz” (en serio,¿cómo puede la opinión pública occidental seguir creyéndose semejantes patrañas?), el Comando de África de los EEUU (AFRICOM) ha instalado ya 50 bases militares por todo el continente, mientras aplasta los movimientos progresistas y apuntala a los regímenes corruptos y dictatoriales que dirigen las formas más salvajes de gobernar una nación.

Caso Libia

Decenas de miles de ciudadanos de Mali, Sudán, Chad y del resto de África se dirigen a Libia para huir de guerras o en busca de trabajo, pero desconocen que aquel país, que era próspero, es hoy el centro mundial de la esclavitud, la tortura y la violación.

Antes de que en 2011 la OTAN planeara derrocar a Gadafi y ocupar Libia, unos dos millones de inmigrantes trabajaban en este país de 5 millones de habitantes, la primera reserva del petróleo de África. Ahora, además de los libios que huyen del país hacia Europa, también lo hacen aquellos inmigrantes si consiguen salir de aquel infierno.

Caso Nigeria

En el séptimo exportador mundial de petróleo, EEUU con la farsa de “salvar a las niñas secuestradas” vía militar, intenta instalar la sede de Africom, hoy en Alemania.

Fue en Nigeria donde la petrolera anglo-holandesa Shell ha sido acusada de “complicidad en asesinato, violación y tortura” de los nigerianos cometidos por el ejército en la región petrolífera de Ogoniland en la década de 1990. Las protestas para expulsar a Shell de Nigeria por el desastre ecológico que acusó en la región y obligó a desplazarse a comunidades enteras, condujo a la petrolera a crear una unidad secreta de espionaje, que pasaba información sobre los molestos activistas a la agencia de seguridad nigeriana, a la vez que pedía al presidente-general Sani Abacha “resolver el problema”. Y él lo hizo: ahorcó a 9 líderes ecologistas, mató a más de 1.000 manifestantes y destruyó unas 30.000 viviendas en la aplicación de la política “Tierra quemada”. Así, Shell podía llevarse un millón de barriles de petróleo al día, con tranquilidad.

Las compañías occidentales que buscan el uranio, el oro, platino, diamante, cobre, tierras raras, coltán, petróleo, gas, o carbón de África, establecen un control sobre sus gobiernos de África mediante inversiones, préstamos, “ayudas al desarrollo” y el tráfico de influencia. No hay nada nuevo: simplemente estamos ante la actualización de la Conferencia de Berlín de 1884, que repartió África entre las potencias y de paso teorizó los lazos entre el colonialismo y el racismo (sistematizado por los británicos en el “Apartheid”). Luego, asesinaron a los líderes de los movimientos progresistas como Patrice Lumumba, Amílcar Cabral, Eduardo Mondlane, Samora Machel, Felix Moumie o Chris Hani, apoyando a las dictaduras más impresentables del mundo. Más adelante, creaban a monstruos como Bin Laden, pero llamaban terrorista a Nelson Mandela.

Caso Sudán

El mismo año de la destrucción de Libia, EEUU dividió al que fue el estado más extenso de África: unas 50.000 personas (incluidos niños y niñas) fueron torturadas y asesinadas por los señores de la guerra que luego ocuparon el poder; dos millones huyeron, ocultadas en los islotes de los pantanos del Nilo, comiendo hierbas silvestres y buscando refugio en Etiopía o Uganda. Miles de niñas y mujeres han sido violadas una y otra vez, incluso en el campo de refugiados de Juba, la Capital de Sudan del Sur.

Hoy, la hambruna afecta a 4,6 millones de personas. La CIA ha vuelto a fabricar “rebeldes” armados para desestabilizar el país ya que los líderes que impuso han convertido a Sudan del Sur en el único país de África con contratos de petróleo con China.

Caso Níger

Los ciudadanos de este país se enteraron de la existencia de una base militar de EEUU (ilegal por la prohibición constitucional) sólo cuando cuatro de ellos murieron en una emboscada el mes pasado. El dictador Mamadu Issoufou fue el director de Somaïr, la compañía de minas de uranio del paí,s pero bajo control de la compañía francesa Areva. Una quinta parte del uranio que alimenta la red eléctrica francesa proviene de Níger, que es, paradójicamente (o no), el penúltimo país más pobre del mundo. Las empresas occidentales van a por su oro, uranio y petróleo. Issoufou es como el presidente turco Tayyeb Erdogan: ha cobrado ingentes millones de euros a la UE para retener a los inmigrantes.

Federica Mogherini, la comisaria de exteriores de la UE, viajó a Níger en 2015 expresamente para apoyar la llamada “Ley 36” del país, que prohíbe a los extranjeros viajar al norte de Agadez, la región donde EUU ha construido un mega base de drones de 6 kilómetros cuadrados por 110 millones de dólares, para desde allí controlar Mali, Argelia, Libia y Chad. Esta ley ha convertido el desierto en un gran cementerio para los migrantes africanos: en junio de 2017 unos 50 jóvenes, abandonados por los traficantes, murieron de sed en el desierto de Niger cuando iban a Libia. No es casualidad que la sede de la Organización Internacional para las Migraciones, financiada por la UE, esté en este país.

Caso Mali

Aquí la esperanza de vida es de 48 años y sus minas de oros están bajo el control del gigante británico Gold Fields.

Tras destruir Libia, la OTAN miró a Mali: organizó un golpe de Estado en 2012 que derrocó al presidente Toumani Touré para sustituirlo por el capitán Amadou Sanogo, entrenado en EEUU. Luego, mandó a las corporaciones como URS y AECOM, (contratistas del Pentágono) construir nuevos complejos militares, para que la Fuerza de Reacción Rápida de EEUU en Sahel amplíe su control sobre la región.

Conclusión

La inmensa mayoría de los inmigrantes/refugiados no intentan llegar al “primer mundo” para tener una mejor vida, sino, simplemente, para no perderla.

Y la causa de esto radica en el saqueo militarizado de África por parte de la OTAN –por tanto, de los países, incluido España, que la integran- y, muy especialmente, las guerras de conquista encabezadas por Estados Unidos para asegurar los intereses económicos de las grandes corporaciones multinacionales, solo preocupadas en maximizar sus beneficios aunque sea a costa de tanta barbarie.

Lean algo sobre el secuestro y la tortura de los niños para ser explotados en las minas de coltán de Congo y conocerán la verdadera naturaleza de estas corporaciones y de los gobiernos que las defienden (muy probablemente, porque se deben a ellas).

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