Y un día vieron salir al maestro de una casa donde vivía una mujer
de la vida. Y una mujer del pueblo le dijo:
—¿Por qué pisas las casas donde se comercia con el pecado y pululan
los vicios?
Y él le respondió:
—Mujer, más vicio y pecado hay en tu lengua y en tu pensamiento que
en esta casa; porque antes de saber nada pensaste lo peor, y antes de que se
acabe el día lo habrás transmitido a toda Medina Runda.
»Cuídate de ti misma y aprende a perdonar. Porque, acaso, ¿qué es
un maestro sino aquel que siembra la Luz? Mira bien que muchas tierras
cubiertas de escarcha, cuando viene el sol y la disipa, son maravillosas para
la siembra. Y otras, que parecen muy buenas y frondosas, apenas se escarba un
poco, ves que lo único que las mantiene es la humedad de la apariencia.
»¡Cuántos seres hay que por no hablarles con el corazón se
cubrieron de dudas y por no atraerlos se alejaron!
»¡Cuántos hay que pidieron a vuestras puertas comprensión y les
disteis una paliza!
»No queráis quitar vuestros pecados de conciencia alejando a los
pecadores. Rectificad vuestras conciencias y veréis que nunca existieron. Mas
es muy cómodo buscar siempre a alguien a quien echar en cara algo que nunca
tuvisteis valor para reconocer y rectificar en vosotros mismos.
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Autor: Cayetano Arroyo
Fuente: Diálogos con Abul
Beka (Editorial Sirio)
Nota: En homenaje a la memoria
de Cayetano Arroyo y Vicente Pérez Moreno,
un texto extraído de los Diálogos de Abul Beka se publica en el este blog todos
los
miércoles desde el 4 de octubre de 2017.
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