Frente a mi casa, hay un ¿abeto, pino? No lo sé, pero en el mismo permanece
un oso de peluche colgado, marrón, por cierto; desgajado, desprovisto, a la
intemperie, en sumisión quizá complacida; no lo sé. Sé que ahí está. Quieto,
mojado por la lluvia, secado al Sol, tostado, perdiendo su color; perdiéndose;
quizá encontrándose, es sólo un quizás caprichoso de su destino, o del destino,
o el destino de él se ha encaprichado, o es sólo un capricho a mis ojos
expuesto.
Sé
que está ahí. Le miro. No sé si me ve. Posiblemente no. Parece inerte;
desalojado; olvidado, no querido. Posiblemente perdido, o tal vez encontrado.
Lo que no sé es si sólo yo le veo y no los demás. Seguro que no me ve; sus ojos
han desaparecido.
Un día, no lejano, alguien le diseñó:
¿fuiste tú el diseñador? Tampoco lo sé; es posible o no, pues todo lo es.
Alguien te empaquetó, en su vientre; y en el mismo permaneciste, hasta nacer a
un mundo de niños que querían amarte, degustarte.
Tras todo ello, alguien te compró para
su amor, para su bebe o su amada; tampoco lo sé. Sí sé que para un amado no
fuiste ser su esclavo; un resumen e incluso un compendio.
Y de nuevo, tras todo ello, fuiste
abandonado, olvidado, sin sentido elevado hasta esas ramas perdidas de un pino
o un abeto que se muere en un jardín ya no cuidado, entre un muro destrozado y
una casa desahitada.
Fuera como fuese, o como quiera que es;
o incluso como fuera que quisiese si es que lo es aunque no lo fuera... hoy te
pregunto, o me pregunto, o me preguntas, más bien, todo desde un supuesto, por
supuesto: si alguna vez tuviste alma, dando por sentado lo del alma, y me
hubieras dicho algo así como, pero de forma certera, ¿si tuviera alma y te la
entregase, qué harías con la misma?
He pensado mucho, más tras que otra
almita te viera y lo advirtiera, algo desubicada… mi respuesta, si la quieras
es la que sigue: no tengas miedo, no estás solo, yo estoy a tu lado, por
siempre, en un instante perdido, como tú desalojado y olvidado, ya no querido. Estoy
a tu lado, créeme. Estoy, sin dejar de ser un tú y yo, aunque sea en un
instante olvidado donde nos hemos encontrado.
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Autor: Deéelij
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