Oh noche
densa sin estrellas;
oh soledad
terrible que nubla hasta la felicidad sin causa;
oh fría
desilusión, selva sin camino de salida...
Oh aguas
turbias y pedregosas donde mi barco apenas puede navegar;
oh profundas emociones reconocidas y no amadas;
oh añorado
silencio y armonía, huidos en la noche...
Oh Humanidad complicada sin atisbo de luz;
oh
misterio de mis entrañas que produce
profundo dolor...
¡Ven Llama Viva!
Purifica con tu fuego lo que
siento,
lo que
sienten tantos seres humanos.
Dame agua
de tu pozo, Señor Jesús,
que calme
la sed y la angustia que me abruman.
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Autora: Concha Redondo (concharedondo@gmail.com)
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