La neblina del tiempo se extiende sobre la
cara de la Tierra, como el velo oscuro de una viuda. Y en los ojos de la
Humanidad se apaga la llama porque la hermana tristeza se ha sentado en medio
del iris.
»El hombre se levanta todos los días pero ya ha olvidado el
canto de la alondra, y como un niño anda de la mano de la incertidumbre y la
incredulidad buscando los reflejos de su rostro perdido.
»Y su cara guarda los sufrimientos como las hormigas guardan el trigo. Y su pecho oculta los sentimientos porque el temor cubre las calles de su existencia.
»Su frente está llena de pensamientos contrarios, que como espinas se clavan en sus días y sus noches y no dejan que desperece las alas del conocimiento ni se siente en la mesa de los ángeles.
»No puede sentarse en la mística soledad de los cipreses ni puede acompañar el alegre vuelo vertical de los chopos. Ni retorcerse de placer con los olivos. No puede ni acompañar a los niños. Ni hablarle al sol. Ni tan siquiera contarle sus inquietudes a la luna.
»Ha aprendido de la serpiente la humedad de la tierra y se ha pegado a ella como una piedra, pero ha cerrado los ojos a las enseñanzas de los pájaros.
»Algunos han venido y han dicho: «Vuestros deseos de volar han sido escuchados por los Ancianos de la Vida. Estas son sus normas para que remontéis el vuelo».
»Mas ellos no quieren saber que el vuelo nace moviendo las alas. Y es más vuelo por el ansia de ir a otra parte.
»¿Qué pajarillo, cuando enseña a otro a volar, lo hace dentro del nido? ¿Y qué ruiseñor se escucha a sí mismo en su canto y se mira en el espejo del eco y se dice: «¡Qué hermosa alabanza sale de mi garganta!?».
»Mis ojos se cubren de lágrimas cuando miro la casa que ha creado el egoísmo sobre el hogar en que nos ha sembrado el Cielo. Pero mi corazón se llena de alegría y canta porque es esta la noche de un nuevo día.
»Y, como la espera se sienta a descansar al borde de una fuente para tomar fuerzas, la Luz se ha sentado al borde del mundo para después levantarse sobre las montañas y los valles del corazón de la Humanidad. Entonces, por siempre, reinará sobre la Tierra.
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Autor: Cayetano
Arroyo
Fuente: Diálogos
con Abul Beka (Editorial Sirio)
Nota: En
homenaje a la memoria de Cayetano Arroyo y Vicente
Pérez Moreno,
un texto
extraído de los Diálogos de Abul Beka se
publica en el este blog todos los
miércoles
desde el 4 de octubre de 2017.
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