Preámbulo
En las
etapas anteriores a la humana, antes de desarrollar la auto-consciencia, la
evolución es guiada desde afuera por agentes externos. Y la vida, incorporada
en formas variadas, no es capaz de cooperar conscientemente con esos agentes
externos.
Al aparecer
la auto-consciencia, que marca el nacimiento del alma humana y la formación del
cuerpo Causal, se le abre al alma la posibilidad de participar en su propio
desarrollo. No obstante, en las primeras etapas, esta cooperación es apenas
nominal y la evolución continúa guiada en gran medida desde el exterior.
Sólo cuando
ya el alma ha alcanzado bastante desarrollo y madurez, puede tomar parte activa
e inteligente en su propio desarrollo y cooperar con aquellas fuerzas que están
presionándola a evolucionar. Cuando llega a esta etapa, el alma ha desarrollado
ya considerablemente sus vehículos inferiores de consciencia y está lista a
comenzar su evolución espiritual. El principio de esa fase de nuestro
desenvolvimiento interno, que asociamos con la espiritualidad, lo marca el desarrollo
de Buddhi (Intuición).
Facultades multifuncionales
Buddhi
representa las manifestaciones peculiares de consciencia que tienen lugar por
medio del cuerpo Intuicional o Búddhico, que es el vehículo que sigue
inmediatamente al cuerpo Causal yendo desde la periferia hacia el centro de
nuestro ser. Su campo de expresión, por tanto, radica más allá de la mente
concreta y de la mente abstracta. El simple intelecto no puede comprender
aquellas percepciones que tienen su origen en la consciencia búddhica.
Y la
Intuición o Buddhi es una facultad multifuncional y capacita a la consciencia
para funcionar de muchas maneras que aquí abajo, en los campos de la mente,
parecen como diferentes entre sí. Y estas funciones se desarrollan una después
de la otra. Analicémoslas.
Comprensión
La
comprensión es la función más sencilla de Buddhi. La psicología moderna la
considera como una función de la mente, pero no es así. La mente apenas puede
combinar las impresiones que recibe de un objeto a través de los sentidos, y
con ellas forma una imagen compuesta. Pero a menos que la luz de Buddhi ilumine
esa imagen, no podemos comprender ese objeto. Es gracias a Buddhi por lo que la
imagen mental se transforma en una comprensión del objeto representado por esa
imagen. La mente inferior o concreta es mecánica y no posee la capacidad de
comprender ninguna cosa. Esa comprensión de los objetos que la mente presenta
ante la consciencia interna es una de las funciones primarias y simples de
Buddhi. Y esta función está presente desde el mismísimo comienzo cuando el
cuerpo Búddhico es todavía rudimentario.
Inteligencia
La
siguiente función de Buddhi, en orden de desarrollo y relacionada con la anterior,
es la que en lenguaje corriente se llama inteligencia. No intelecto, sino
inteligencia.
Todos
entendemos más o menos la diferencia entre un intelectual y un persona
inteligente. El intelectual tiene su mente bien desarrollada, cargada de
hechos, y puede ejecutar fácil y eficazmente varias operaciones mentales. El inteligente
es el que posee la capacidad de comprender la significación o la importancia
del conocimiento que posee y su experiencia; y ha extraído aquella esencia
sutil que llamamos sabiduría. Puede ver las cosas como son.
Esta
diferencia entre intelecto e inteligencia se debe a que el intelecto tiene su
origen en la mente sola, mientras que la inteligencia tiene su fuente en el
principio Búddhico que supera al mental.
Discernimiento
Después de tratar
acerca de estas funciones elementales de Buddhi, podemos pasar a algunas otras funciones que
se desarrollan en las etapas posteriores de su evolución. Una muy importante es
el llamado discernimiento o Viveka.
El
discernimiento es el ABC de la vida espiritual. Consiste en la capacidad para
distinguir entre lo real y lo irreal y ver la vida y todas sus circunstancias
tal como son esencialmente. Estamos viviendo en un mundo de ilusiones sin ser
conscientes de este hecho. Cuando empezamos a despertar espiritualmente,
gradualmente llegamos a ser conscientes de esas ilusiones.
Por tanto,
el discernimiento es el trabajo de la inteligencia aun nivel superior. Cuando
la luz de Buddhi ilumina los problemas ordinarios de la vida, es inteligencia.
Cuando resplandece sobre los problemas más hondos y fundamentales de la vida y
descubre sus ilusiones, es discernimiento. Es, pues, una diferencia de grado y
de esfera de acción.
Para vivir
la vida espiritual se necesita mucho más inteligencia que para vivir la vida
ordinaria del mundo. Es necesario dar una voz de alerta a este respecto, porque
muchos aspirantes a la vida espiritual creen que cuando se embarcan en la
búsqueda de la Verdad
pueden dejar en la refrigeradora su inteligencia y que la gracia de Dios les
dará todo cuanto les haga falta. Esa es una idea cómoda para los que desean
vivir a su gusto en un mundo imaginario; pero no la corrobora la experiencia de
quienes se han embarcado en la divina aventura.
Intuición
La intuición
es otra notable función de Buddhi. Radica en la capacidad de reconocer y
entender las verdades de la vida espiritual.
Como se ha
señalado, el discernimiento nos capacita para darnos cuenta de las ilusiones de
la vida. Pero ese este es el lado negativo, por denominarlo de alguna manera,
de una función cuyo aspecto positivo es el reconocimiento directo de las verdades
de la vida espiritual. Si llevamos una luz a un cuarto oscuro, no sólo disipamos
las tinieblas, sino que inundamos de luz la habitación. Del mismo modo, con la
intuición nace el verdadero discernimiento y no sólo nos damos cuenta de las
ilusiones de nuestra vida cotidiana, sino que también empezamos a obtener
destellos de aquellas realidades y verdades ocultas tras de esas ilusiones.
Algunas
personas comprenden intuitivamente las verdades de la vida superior, mientras
otras las encuentran absurdas. Comprenderlas no es cuestión de argumentar o
razonar. La intuición le permite a uno darse cuenta de estas verdades sin pasar
por el proceso engorroso de razonar. Mientras uno no desarrolle la intuición no
podrá captar ciertas verdades.
Y no solo
se reconocen las verdades de la vida superior sin valerse del intelecto, sino
qie además hay una diferencia en el carácter del conocimiento que se adquiere
por la intuición. Este se asienta en piso firme y no trepida bajo las
cambiantes experiencias y pensamientos del individuo; en cambio, el que se basa
en el intelecto sólo está expuesto a ser arrasado o viciado por dudas y
desconfianzas. Con frecuencia encontramos personas cuya fe en las verdades de
la vida superior flaquea constantemente. Un día están con personas agradables y
en un ambiente armonioso, y sienten que el hombre es divino, que todo marcha
bien en el mundo y que Dios está en el cielo. Al otro día se encuentran entre
aparentes injusticias, reciben trato rudo de sus asociados, y entonces se les
evapora la fe y se vuelve amargados y escépticos.
Sin embargo
hemos de estar en guardia para no tomar todas nuestras ideas irracionales y a
veces tontas como susurros de la Intuición. Es preferible permanecer en el terreno
firme aunque árido del intelecto, hasta que nuestra Intuición se haya
desarrollado suficientemente y nos ofrezca una guía clara, y no dejarnos llevar
por los impulsos y supersticiones que los emotivos equivocan fácilmente con la
voz de Dios.
Orientación fidedigna
Buddhi no
sólo nos capacita para reconocer verdades de la vida superior, sino que también
nos aporta una orientación fidedigna para vivir nuestra vida diaria.
El
intelecto nos da algunos datos que podemos usar para tomar alguna decisión,
pero esos da tos nunca son completos pues rara vez conocemos todos los factores
de una situación dada. Además, nuestras opiniones y sentimientos previos
tienden a parcializar nuestro criterio. Así, nunca nos sentimos seguros de si
nuestra decisión es correcta o falsa. ¿No hay forma de saber de qué manera
hemos de actuar sin equivocarnos ante toda clase de circunstancias?
Sí la hay,
pero esta capacidad no puede adquirirse sino desarrollando Buddhi: hacer lo
justo en el momento justo y del modo justo, sin pasar por los procesos de
razonamiento. Buddhi no nos indicará los detalles cómo hacerlo, pues el
problema de los modos y medios de actuar tiene que resolverlo la mente. Pero sí
nos mostrará correctamente y ampliamente lo que hay que hacer.
Sobre el saber que llega del plano búddhico
Una de las
funciones de Buddhi que se han expuesto es la capacidad de conocer directamente
las verdades espirituales sin pasar por el proceso intelectual del raciocinio. Este
saber no le llega desde afuera, ni siquiera desde los planos internos por un
proceso de transmisión del pensamiento, sino brota espontáneamente en el
corazón del ser humano como nacen las aguas de un arroyo. Puede ignorar de
dónde le viene; puede ser incapaz de comunicar lo a otros; pero está ahí, y hay
cierta certeza en ese saber de una clase que jamás se encuentra en el
conocimiento que se adquiere por medio del intelecto. Hay dos puntos que anotar
acerca de este saber que viene del plano Intuicional.
En primer
lugar, no es conocimiento sobre los asuntos ordinarios, el cual es de la
incumbencia de la mente. Incluso cuando una persona iluminada quiere saber algo
acerca de esas cuestiones, tiene que seguir el camino ordinario. Puede tener
poderes super-físicos que le faciliten adquirir esos conocimientos, pero
todavía eso está dentro del campo del intelecto y por tanto la persona tiene
que trabajar con los poderes y facultades de la mente… Buddhi es una luz que
ilumina la vida dentro y fuera de nosotros. Nos proporciona un sentido
infalible de lo recto y lo falso, de la verdad y la mentira; nos permite ver
todas las cosas en su propia perspectiva y en su esencia. Pero no elimina la
necesidad de usar la mente mientras estamos activos en los mundos inferiores.
El segundo
punto que debemos anotar con respecto a la conciencia Intuicional es su
naturaleza dual. Por un lado está conectada con fenómenos pertenecientes al
intelecto, y por el otro con fenómenos relacionados con las emociones cuan do
la energía del plano Intuicional desciende a los planos inferiores, su modo de
manifestarse depende del tipo de mecanismo por cuyo medio opera. Cuando opera
en el campo del intelecto se refleja como conocimiento espiritual. Y cuando
opera en la esfera de las emociones se refleja como amor espiritual… En
general, se ha visto que cuando la conciencia Búddhica empieza a desarrollarse
en un hombre de temperamento emotivo, aparece como intenso amor en forma de
devoción; mientras que en un hombre de tipo intelectual aparece como capacidad
de ver con mucha claridad todos los problemas fundamentales de la vida. Al
profundizarse ese amor o esa visión, surge gradualmente un nuevo estado de
conciencia que generalmente llamamos sabiduría. Esta naturaleza dual de la In tuición es la que nos
permite adoptar uno entre dos medios para desarrollarla: o por medio de la Devoción , ese intenso
amor que se entrega totalmente al objeto de devoción, o por medio del
Discernimiento, esa inteligencia inquiridora que puede superar t6das las
ilusiones de la mente y entrar en con tacto con la vida que está más allá de la
mente. Esto no significa, des luego, que el amor o la inteligencia sean suficientes
por sí solos, sino que uno de estos dos aspectos de la consciencia será el que
predomine en las primeras etapas hasta fusionarse finalmente en un estado de
conciencia que no es ni puro amor ni pura inteligencia sino una síntesis de
ambos.
Función perceptiva o pasiva y función conativa o activa
Buddhi es
también dual, en otro sentido diferente. En los párrafos anteriores hemos
estado tratando sobre una función de Buddhi que puede llamarse perceptiva,
porque tiene que ver con la percepción de las cosas, con verlas en el sentido
espiritual. Podría decirse que es una función pasiva.
Pero Buddhi
tiene también una función activa relacionada con su papel como instrumento de Átma
y energetiza la mente. Y esta función es tan importante como la función
perceptiva.
A esta función
dual de Buddhi se debe que cuando hay verdadera Sabiduría, ver la Verdad y vivir la Vida son inseparables.
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Autor: I. K.
Taimni (extracto del capítulo XII de su libro "El conocimiento de
sí
mismo” utilizado en la reunión del Subgrupo 1 del Grupo de Estudios
Teosóficos de Sevilla de fecha 4 de abril de 2018)
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Las Enseñanzas
Teosóficas se publican en este blog cada domingo, desde el
19 de
febrero de 2017
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