El
zoco de Medina Runda está situado en su parte alta, detrás de la mezquita.
Aunque son muchos los días que se extiende por otras calles buscando el río y a
las gentes que vienen de otras partes.
Y
Abul Beka había ido aquella mañana al zoco con sus hermanos. Viendo que unas
palomas arrullaban nerviosas buscando la salida de una jaula, donde estaban
presas, les dijo:
—Mirad
cómo el hombre, prisionero de sus ideas y principios, no permite que otros
seres sean libres y también los esclaviza.
»¿Qué culpa tienen los pájaros del cielo o los peces del agua o los animales que pueblan la tierra de no tener en el hombre a un rey, sino a un tirano?
»Mas
a estas palomas podríamos darles la libertad con dos monedas. Pero ¿cómo
podríamos comprar la libertad de un avaro? ¿Acaso no se la acrecentaríamos si
le diésemos dos monedas? ¿Cuántos hay que no dan de comer ni comen? ¿Y cuántos
hay que, cuando lo hacen, lo hacen de noche para que el día no vea su
abundancia?
Y
uno de sus hermanos le dijo:
—Maestro,
¿cómo es posible que tomemos lo que es de todos y lo vendamos?
—Aunque
los Cielos dejen hacer esto a los hombres, de verdad te digo que el que vende
acaba siendo vendido, y el que compra termina por vender. Solo aquellos que
toman su cuerpo por hato y viven como los pájaros, ni entran en el comercio ni
se manchan.
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Autor: Cayetano Arroyo
Fuente: Diálogos con Abul Beka (Editorial Sirio)
Nota: En homenaje a la memoria de Cayetano Arroyo y Vicente Pérez Moreno,
un texto extraído de los Diálogos de Abul Beka se publica en el este blog todos los
miércoles desde el 4 de octubre de 2017.
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