Y
a uno de sus discípulos le pidió la gente que les hablara del maestro, que
entonces se encontraba ausente de Medina Runda.
—¿Qué os podría contar de él? –dijo–. Él hizo que
mis alas se ensamblaran con el bálsamo de sus palabras y se alargaran en un
ansia de buscar la Luz.
»¿Qué
os podría contar de él? Cuando todo era sueño y oscuridad en mi alma, vino y
puso su mano sobre mi cabeza, y se me abrió el corazón como una granada y los
ojos a un Mundo Nuevo.
»Un
día en que colgaban los frutos de los árboles como un regalo y la tierra tomaba
nuestros pies y los bañaba en el aroma de las hierbas y las flores, íbamos
caminando por el sendero de los Huertos. En un recodo vimos a un hombre
tendido; su cuerpo estaba cubierto de andrajos y su piel era amarilla y ceniza,
y había en su cara una expresión como si se le hubiese ido la vida.
ȃl
se acercó a su lado y le tomó la mano, y después me miró como dolorido. Se
quitó su levita y le vistió con ella. Después le tomó entre sus brazos y así le
hablo: «Hermano, vuelve a la vida. Aún no ha llegado el tiempo en que la dejes.
Conozco tu historia y sé que sería para ti una alegría la muerte, mas piensa
que todavía no has completado aquello que pediste antes de venir a ella. Y
ahora respira por mi pecho y mira por mis ojos. Come por mi boca y camina en
mis pies. Porque de verdad te digo que hasta ahora estabas muerto, mas desde
ahora ven y anda en la vida».
»Y
aquel hombre se movió y abrió los ojos y le dijo:«¿Quién eres tú, que cuando
nadie se ocupa de mí, cuando solo me atienden las laderas del camino, así me
hablas? Nadie antes me habló así, ni me dio vida con sus palabras, ni ahondó en
mi corazón con ellas. He de seguir viviendo aunque tan solo sea para
agradecerte lo que me has dado».
»Y
el maestro le miró con aquellos ojos que no sabría nunca describir, porque
tenían a la vez toda la paz, la alegría y la tristeza del mundo. Y bajo... muy
bajo, le dijo en un susurro: «Levántate porque hay otros que también te esperan
en los caminos. Dales tú aquello que hoy se te ha dado a ti».
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Autor: Cayetano Arroyo
Fuente: Diálogos con Abul Beka (Editorial Sirio)
Nota: En homenaje a la memoria de Cayetano Arroyo y Vicente Pérez Moreno,
un texto extraído de los Diálogos de Abul Beka se publica en el este blog todos los
miércoles desde el 4 de octubre de 2017.
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