Al ego hay que estarle agradecido.
Tu personalidad, la forma cómo ves la vida,
lo que piensas acerca de las cosas, tus hábitos y costumbres, hasta el entorno
en el que vives y las personas que te rodean están frente a ti, en parte, gracias
al ego.
Tú eliges tu ego, sencillo.
Pon esta herramienta en las manos de tu Ser.
Aquí y ahora haz el traspaso. Los errores no existen en el Ser. El ego, como
herramienta del Ser, utilizada y alineada con él se vuelve cual llave indispensable
en la cerradura de nuestra vida.
El ego responde a nuestro Ser, pero nos
identificamos tanto con el ego que olvidamos al Ser y el ego es débil para
pilotar al Ser Humano, es cómo viajar por un camino sinuoso con una venda en
los ojos… ya sabemos cómo termina.
Ya está bueno de manejar a ciegas, ¿no? ¿Qué
tal darle el mando a quién conoce el rumbo y está capacitado para llevarnos a
buen puerto? El yo físico, mental y emocional, cuando obedece al Ser, es darle
el cincel al ebanista, el pincel al artista, la pluma al poeta, la voz al
cantor, la expresión al actor. Darnos cuenta de esto es fundamental para sentir
la realidad, la realidad del Ser, que apela a la herramienta del ego para
expandirse y encontrarse en el otro, encontrarnos en el otro.
¿Qué nos muestra el ego? Cuando el Ser utiliza
la herramienta del ego, éste nos revela el camino a seguir, podemos identificar
las señales, sentir los alertas, escuchado al corazón giramos el timón hacia un
rumbo de paz y armonía de aguas calmas y vientos suaves.
Sabiendo que el Ser toma fuerte su herramienta
y confiando en la Divinidad que esto significa, nos dejamos fluir para sólo
apreciar la obra maestra que se plasma en el horizonte de nuestra vida. Ya es
tiempo.
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Autor: Diego Alcalde (alcalde.diego@hotmail.com)
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