Cuando
Dios sabe que es Dios, no se vende, no contribuye a lo que no Es, no se falsea,
no se corrompe, no se miente, no puede ir en contra de su esencia.
En
el devenir de la existencia del ser humano, cuando el propio ser humano llega a
darse cuenta de que no es un mero ser humano, simplemente, sino el mismo Dios
en Esencia encarnado en una forma física experimentándose, los paradigmas a los
que estaba “enganchado” saltan por los aires, se desvanecen en el absoluto,
literalmente. Entonces, la libertad en Sí es total. Libertad para decidir
cualquier acción de cualquier manera; sin pretender, en su acción, dañar a su
propia creación. Esto último hay que
entenderlo en el término concreto de que su acción goza de su plenitud pese a que
no sea entendida en modo alguno por los demás seres a los que pueda
“perjudicar” porque así lo entiendan (mal entiendan) los demás seres –valga la
redundancia -, o sus otras esencias divinas encarnadas.
Llegados
a este punto, Dios, en forma humana, o la que se quiera concebir, Es en esencia
lo que Es y no puede, bajo ningún pretexto, ir en contra de Sí. Al
saber de Sí, es en Sí; y en este punto es imparable, irrefrenable e incluso
intratable.
Es tremendamente complicado de entender para otro ser que no llega a darse cuenta de que es el mismo Dios, las acciones de quien, despierto en Sí, puede llegar a culminar, realizar o hacer. Pues en esa culminación, realización o hacer, ES en esencia Él mismo en Sí.
No
se pretende, con el actual, que se entienda a un ser humano endiosado de Sí.
Ello es muy complicado para quien ni siquiera tiene un mínimo de abismo de
saber Quien se Es, aunque sea por un poco. Sólo y exclusivamente es entendible
para quien es Dios (conociéndose como tal con certeza plena) en la forma que
sea que esté encarnado.
Dios
es libre. Y al conocerse, en cualquier forma, su libertad se ejerce de una manera inminente, reflexiva y ponderada. La felicidad colma tal dicha, tal
anhelo buscado hasta encontrarse. Es un gozo que ha de experimentarse al borrarse
el recuerdo olvidado de Quien se Es.
Es
estar no atrapado en una forma, aunque se pueda permanecer en la forma. Y es
una decisión individual de esa esencia divina en una forma lo que no puede ser
entendido para quien no está en la misma dimensión de Sí.
Es
el éxtasis del encuentro en el Amor. Cuando Dios (alma encarnada) sabe Quien Es
no puede prostituir a la materia, a las formas que no están ni son en Sí. Sólo
puede entregarse a quienes sí lo están en Sí. Cualquier otro compartir no es en
igualdad. Y Dios al saberse Dios, quiere en total equidad e igualdad, con total
libertad y perfecto Amor. No se contenta con lo que no Es, y sólo aspira a
Quien Es para seguir Siendo quien Es en la manera en que quiere manifestar su
Ser.
No es una cuestión de ajustarse a lo que no
Es, es una cuestión de ajustarse a Sí. De lo contrario la incoherencia divina
se manifestaría con un dolor y sufrir inmenso en un declinar hacia donde ya no
Es y de lo que “escapó”. Ser o no ser; y sí, es la famosa frase, pero es la
frase que culmina y colma a Dios cuando sabe Quien Es, pues ya no puede seguir
ejerciendo, coherente y conscientemente como lo que no Es, sino como lo que Es.
==========================================================
Autor: Deéelij
==========================================================
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.