Se recoge a continuación un caso de regresión sacado del nuevo libro de Malena Martínez, publicado en formato digital, titulado La vida no acaba con la muerte (Vidas pasadas y muertes pasadas: una existencia que no tiene fin).
Malena, amiga personal y del Blog, nació en Paterna del Campo (Huelva, España). Escritora incansable, con obras como El sentido de tu vida eres tú. Ser Tú y El misterioso Templo de Salomón, tiene amplia experiencia como sofróloga y especialista en Técnicas de Desarrollo Personal. Articulista en revistas especializadas, trabaja hace 15 años como consultora en Técnica Regresiva, investigando y escribiendo sobre lo que descubre en estas experiencias.
Amablemente, pone a disposición de los lectores de El Cielo en
+La vida no acaba con la muerte: Prólogo e Índice (8 de julio)
+La vida no acaba con la muerte: Introducción (9 de julio)
+La vida no acaba con la muerte: Un “Maestro” inesperado (12 de julio)
+La sutil psicología de un Maestro (26 de julio)
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¡Un buen empujón!
Esta mujer se encontraba en un momento de su vida, en el que tenía que realizar un cambio importante. Se imponía el tomar una resolución respecto al camino a seguir; ella reconocía que lo tenía "casi" todo, pero no se sentía feliz y ella la inquietaba profundamente. Pasaba ya el "ecuador" de su vida y creía que tenía que hacer más de lo que había hecho hasta ahora.¿Pero qué? He aquí la cuestión que la trajo a mi consulta.
Realizamos varias sesiones, que se desarrollaron con una cierta dificultad, dado que ella, Silvia, es una mujer muy "cerebral"; posee una gran inteligencia, y una amplia cultura y su mente trabaja constantemente "comiéndose mucho el coco" como vulgarmente se dice. Lo más relevante para que pueda servirnos a los demás es su experiencia con el GUIA. Como en otros casos diré que el resto es asunto "muy personal" que sólo a ella incumbe, y que además no es el objetivo de éste libro.
Como les decía, ésta mujer es de racional era muy escéptica, con el agravante de estar pasando una de esas profundas crisis existenciales muy propias de ciertas edades, sobre todo en las mujeres. Su mundo se estrechaba hasta asfixiarla y sencillamente necesitaba un "respiro" y un respiradero, donde además de respirar, pudiera ver más luz de la que veía. Su modo de vida, de profesional liberal, se le quedaba pequeño y andaba buscando, ¿cómo no? el sentido de su vida.
En la primera sesión en al que realizamos la experiencia, su mente "poderosa" trabajaba a pleno rendimiento, pero ponía tanta resistencias, a pesar de mis consejos, que fue bastante difícil, dar el” : salto al vacío" necesario para "soltarse" de la racionalidad, que impide el emerger de los recuerdos olvidados. Si bien, "algo" pudo percibir, y esto fue el acicate para que se planteara al menos la duda, sobre si quizá fuera posible, que ésta experiencia pudiera tener lugar, a pesar de todas sus barreras.
Yo, me había encontrado ya con "mentes" así, pero siempre les aviso que es una condición "sine qua non" que se abandonen y se olviden de su lógica. Que tienen que permitirse "entrar en el absurdo"; si no es así, no se puede hacer nada, ya que la "vivencia", y la clave del control sobre ellas, es básicamente que ellos confíen en mi, y en que será posible lo que les digo.
Las dos semanas siguientes fueron de lucha interior, entre seguir o no, en ésta búsqueda y en sí creer o no, en lo que encontrara. En la segunda sesión, ya había depurado muchas de sus resistencias y había decidido ir con la mente más abierta al encuentro con lo desconocido.
Debo decir que ya que en la primera sesión, se encontró con su MAESTRO, que después de abrazarla, inmediatamente la empujó a la vida; diciéndoles éstas palabras: ¡Vive!. Esto alarmó mucho a Silvia, que evidentemente se sintió como "atropellada" por EL. Al parecer no debía preguntar ó preguntarse tanto, y simplemente ¡vivir! -Tal vez su GUIA tenga mucho carácter!- pensé yo- El caso es que ella se llevó una ¡gran sorpresa! con la actitud que le manifestó
Antes de empezar la siguiente sesión, pregunté a Silvia qué haría si se volvía a encontrar con el MAESTRO -que sería lo más probable-. Esta vez más calmada contestó que le escucharía. La verdad, es que resulta bastante inaudito y te deja totalmente "perpleja" el que un GUIA, te dirija una buena "reprimenda”; lo sé por experiencia personal -¡te quedas atónita!-: así que debo reconocer, que Silvia tuvo mucho valor al "volver" a encararse con EL.
Efectivamente allí estaba. Una vez que ella, después de repasar una de sus vidas, vivenció la muerte, se volvió a encontrar con EL. Esta vez, el MAESTRO la trató con más condescendencia y se dispuso a contestar a sus preguntas. Dijo llamarse PEDRO (El pescador); sobre esto no puedo decir más pues ésas fueron sus palabras.
Me llamaron la atención, dos de las respuestas que le dio. Al parecer, una de las dificultades de Silvia en ésta vida -según EL- era que no confiaba en las personas; el Maestro le aconsejó que confiara más. Yo le pedí que le dijera cómo. Contestó que confiando más, en ella misma; pregunté de nuevo, el por qué debía hacer esto y contestó, porque ella era lo más importante para sí misma.
Me pareció muy inteligente su respuesta, ello vendría a confirmar que el sentido de nuestra vida, somos nosotros mismos. Y esto resulta especialmente evidente para mí, después de "presenciar" muchísimos casos, todos diferentes y con circunstancias variadísimas. Se podría extraer como conclusión que todos venimos con una tarea, y que ésta es "personal e intransferible".
La otra respuesta que me llamó la atención, vino dada por una cuestión que Silvia tenía planteada, y sobre la que preguntamos al MAESTRO. Ella quería saber, si debía encaminarse hacia un futuro a
No deja de sorprenderme su respuesta y de alegrarme; en definitiva no es lo importante que hagamos grandes cosas con nuestra vida; ni siquiera que seamos de gran utilidad a los demás. Para algunas personas, lo más importante es ser felices, y a eso han venido, ni mas ni menos. Generalmente pensamos que la felicidad no puede ser una finalidad para una vida; sin embargo no es así. Me he encontrado con otros casos, en los que los GUIAS, decía a sus "pupilos" que aprendieran a vivir y a disfrutar de lo que se les había dado, que para eso estaban en ésta encarnación. No parece tan fácil, para muchas personas, aprender ésta asignatura. ¡Quizás sea incluso de las más difíciles!
Resulta muy curioso otro detalle de ésta experiencia que no me resisto a contarles, si bien pueda resultarles un poco "traído por los pelos"; yo no creo que sea así; cuando además, se pueden sacar algunas deducciones de interés: Silvia, también tuvo otra experiencia en éstas sesiones; el Encuentro con su padre que había muerto hacia muchos años, y al que quería y admiraba profundamente. Lo que quería contarles, es que ella, después del primer momento de emoción por su encuentro, también pudo hablar con su padre de muchas cosas, y entre ellas del asunto de
Quizás la clave esté en los distintos "niveles de evolución" en los que ambos Seres se encuentran; y en su "competencia" respecto a nosotros. Pero me parecía interesante éste matiz, ya que nos permite conocer un poco más, el mundo en el que existimos y en el que somos.
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Notas:
(1) “Después de la muerte del cuerpo físico, el cuerpo astral del individuo para al plano astral donde deberá proceder a lo que podríamos definir como una "limpieza" o purificación. Durante este tiempo, el Ego, se retrae en sí mismo, a la espera de, en cuanto le sea posible, desechar el cuerpo astral, como desechó el cuerpo físico, y pasar al mundo celeste o devacánico. Cuando más noble de conducta y puro de pensamientos fue el individuo en el plano físico, menos tiempo estará en el plano astral, a la espera del pase al mundo celeste.... Después de la muerte física, todas las personas han de pasar por todos los subplanos del astral en su camino hacia el mundo celeste, aunque no esté consciente de todo el proceso. Según haya sido la vida de cada persona, el proceso del paso por lo distintos planos será más dificultoso, y por tanto más lento. Una vida espiritualizada facilitará, ciertamente la rapidez del paso por los subplanos del astral hacia el mundo celeste” El cuerpo astral, de Anthony W. Raver.
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