¿Qué es el silencio? primeramente para que
haya silencio debe existir su contraparte, el ruido. El silencio bien podría
ser la ausencia de ruido para los sentidos o si se trata de la mente, la
ausencia de pensamientos. El silencio podría ser un estado, un estado de
armonía o de paz. Por tanto para que exista un estado de silencio o armonía o
paz, debería existir su opuesto, un estado de desarmonía o disturbio.
Y si el silencio no fuese un objeto, o sea,
un estado o sensación o percepción, ¿qué sería? Me animo a decir que no sería
un algo, un qué, sino sólo Ser, sólo verbo sin sujeto. En tanto que verbo el
silencio es previo al sujeto, previo a la percepción, previo al estado o
sensación o pensamiento. Tal vez el silencio sea simplemente el conocer del
silencio, el saber de sí mismo. Y este saber no tiene forma, a la vez que
abarca todas las formas, no tiene sonido, a la vez que abarca todos los
sonidos, no tiene pensamientos a la vez que abarca todos los pensamientos, no
tiene sensaciones a la vez que abarca toda la gama de sensaciones,
percepciones, estados y situaciones.
Por tanto si el silencio que se conoce a sí
mismo abarca la totalidad de ser, vibra con la totalidad, vive, es vital, y
desde esta vitalidad se modula hacia todas las experiencias que nacen dentro
del silencio y también terminan dentro del silencio. Se expanden y se contraen
desde, en, hacia y sobre sí mismo. Al igual que la corriente en el océano
expresándose a través de las olas, abarcando la totalidad de las mismas y
regresando a sí. La misma sustancia que la corriente moduló en forma de ola y
que al descender en ímpetu vuelve a ser océano.
¿Es el silencio el que habita en mí o soy
yo quien habita en el silencio? si los pensamientos van y vienen, las
percepciones van y vienen, las sensaciones llegan y se van, ¿qué queda en el
medio? Lo que hay en el medio es un espacio que todo lo abarca, donde todo ello
aparece y desaparece. Este espacio vacío, vacuo, silencioso es en esencia mi
Ser Real, no soy yo quien habito en el silencio, es el silencio que habita en
mí y es aquello que soy antes de haberme separado en la creencia de que soy
algo más que este silencio perfecto.
Consecuentemente todo vive en mí y también
soy quien vive en cada una de estas experiencias, pero sin llegar a convertirme
en ellas. Una ola por mucho que lo intente nunca deja de ser océano. La
sustancia primera u original, Dios, el silencio, la vacuidad no puede separarse
de todo lo que es, la única separación posible es la de un yo dormido que se ha
hipnotizado a sí mismo bajo la creencia de un yo separado, atribuyendo a la conciencia
una cualidad objetiva.
Es de esta forma que vivimos en la ilusión
de un yo imaginario y sólo necesitamos redireccionar el enfoque hacia nuestro
Ser Real, hacia el Océano de la Conciencia, hacia el Conocedor. La raíz de todo sufrimiento reside en la
creencia en la separación. ¿Es acaso posible sanar o perdonar aquello que no
existe ni nunca tuvo entidad propia? Sencillamente todo es una modulación de
nuestra conciencia, cualquier tipo de experiencia linda, fea, buena, mala,
exitosa, fracasada, todas han sido modulaciones de la misma conciencia que
somos. Creímos en su vida independiente y esta creencia ha sentado sus bases en
nuestra cultura actual.
Los intentos desesperados del yo separado
por subsistir lo han llevado a abarcar los límites de la polaridad, cimentado
en la falta de unidad. Entonces se comprende la dualidad, el diferenciarme del
otro, el competir, el juzgar, la lucha por el poder. Todo es una lucha por la
subsistencia, una que siempre fue ilusoria pero muy transitada y aprehendida.
Llegamos a creer que sin ella dejaríamos de existir, nos disolveríamos en algo llamado muerte.
Sí nos disolvemos pero dentro de la verdad
de lo que realmente somos, que no tiene tiempo, nunca desaparece ni cambia en
sustancia, por tanto es vital y es eterna, es vida eterna siempre presente, un
destello de luz pura, puro saber. Nunca hemos sido ignorantes de nada pero
lo hemos creído, nunca estuvimos separados de nada ni de nadie pero lo hemos
creído, nunca salimos hacia ningún lugar pero lo hemos creído.
Seguimos siendo el sabedor, el conocedor silencioso
mediante el cual se modula la experiencia y la vida, a través de quien la
existencia renace a la vez que se funde infinitamente dentro de la Conciencia
de sí mismo.
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Autora: Sol (reinasolsinger@gmail.com)
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