Hijos de mi útero
son palabras, son colores, son
amores;
son pedazos de mi, brotes de mil
soles interiores.
Mi útero se abre como el jazmín,
presto a recibir mil bendiciones
y embargar con su fragància y
dulzura viejos dolores.
Tullido por mi ignorància,
por la dolorosa experiència de no
haber sido bendecido,
se regenera a sí mismo engendrando
amores.
Bebès de mis sueños que aún no han
llegado,
ahora mi útero està preparado
lleno de perdón y colores.
Y con el aroma del jazmín,
embriagador y mareante,
mi útero està feliz porque no està
vacío como creía,
sino lleno està de mí como desde
siempre intuïa.
Hijos de mi útero
son palabras, son colores, son
amores.
¿Quién puede decir que no parímos?
A parir venimos a cada paso del
camino,
conscientes o no de nuestro
destino.
Todo lo que llevamos dentro tiene
su tiempo
y a parirnos vinimos a nosotros
mismos:
hombres y mujeres, engendradores
de destinos.
Mi útero libre de dolor y olvido a
parirme vino.
Aquí estoy, recuperada del afuera,
del miedo, de mi propio ojo crítico,
dispuesta a parir las creaciones
que liberan con amor
todas mis reencarnaciones.
Pasado, presente, futuro en el
mismo espacio tiempo continuo.
Mi útero, convertido en madre
selva,
los cobija, los bendice, los
libera de odios y temores.
Y con amor y colores,
sana lo que fue engendrado con
dolores.
Mi útero ilumina la creación que
es mi Vida.
Hijos de mi útero
son palabras, son colores, son
amores...
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Autora: Ángeles Fernández (angeles.fefonteboa69@gmail.com)
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